La colección Emaús ofrece libros de lectura

asequible para ayudar a vivir el camino cristiano

en el momento actual.

Por eso lleva el nombre de aquella aldea hacia

la que se dirigían dos discípulos desesperanzados

cuando se encontraron con Jesús,

que se puso a caminar junto a ellos,

y les hizo entender y vivir

la novedad de su Evangelio.

Guillermo Juan Morado

El camino de la fe

Reflexiones al hilo del año litúrgico

Colección Emaús 107

Centre de Pastoral Litúrgica

Director de la colección Emaús: Josep Lligadas

Diseño de la cubierta: Mercè Solé

© Edita: CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA

Nàpols 346, 1 – 08025 Barcelona

Tel. (+34) 933 022 235

cpl@cpl.es – www.cpl.es

Edición digital febrero de 2017

ISBN: 978-84-9805-999-1

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Presentación

En la Carta apostólica Porta fidei el papa Benedic­to XVI escribe: “ ‘La puerta de la fe’ (cf. Hch 14,27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida” (Porta fidei, 1).

En este libro, que constituye la continuación del recientemente publicado en esta misma colección (La cercanía de Dios. Reflexiones al hilo del año litúrgico, Colección Emaús 97, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona 2011), se proponen algunos elementos de este camino. En la celebración litúrgica la Palabra de Dios es escuchada religiosamente y proclamada confiadamente para suscitar “la obediencia de la fe” (cf. Concilio Vaticano II, Dei Verbum, 1.5).

En el origen y en el centro de la fe cristiana está el encuentro con el Señor resucitado, la comunión con Él mediante el conocimiento y el amor. Jesús, el Emmanuel, permanece con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,16-20). El Espíritu Santo ha sido enviado para purificar nuestros corazones mediante la fe, para unirnos a Cristo y para hacernos, en Él, hijos adoptivos del Padre.

Jesucristo, con su total presencia y manifestación personal, con sus palabras y con sus obras, señales y milagros –y, sobre todo, con su Pascua– culmina la revelación divina (cf. Dei Verbum, 4). Él es el sembrador que esparce pacientemente la buena semilla que, si cae en tierra buena, dará un espléndido fruto. Él es quien nos reúne en la pequeña barca de su Iglesia, signo e instrumento de comunión para toda la familia humana.

El seguimiento del Señor no puede esquivar el sufrimiento y la cruz, que cobran su auténtico significado desde la Resurrección. El camino de la fe se convierte en suma en el itinerario del amor y del perdón, de la entrega al otro, pues “amar es cumplir la ley entera” (Rom 3,10).

La fe, que se despliega en el amor, se abre asimismo a la esperanza. La vida de cada uno y la historia en su conjunto aguardan la venida del Señor en la gloria. El Evangelio nos invita a cultivar una espera activa, comprometiéndonos en la búsqueda de un mundo más justo con la certeza de que Cristo, Rey del Universo, hará resplandecer al final su justicia y su gracia.

Guillermo Juan Morado

Parroquia de San Pablo

Vigo, 2 de febrero de 2012

Fiesta de la Presentación del Señor