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Presentación

“La organización no surge del odio” (conversación con Pedro Saborido)
Sobre el “vamos a volver”, chocar la calesita, grupos de WhatsApp, indignados, boludos y el complejo arte de seducir a los que piensan distinto. Y un comentario sobre Jaime Durán Barba

“La corrupción beneficia a los intereses concentrados” (conversación con Carlos Pagni)
Sobre sus orígenes en la política, la identificación con el peronismo, el marxismo, los años de Néstor y Cristina, los condicionamientos del poder real a la hora de gestionar, la corrupción, las razones de la derrota

“Para reindustrializar se necesita voluntad política” (conversación con Alejandro Bercovich)
Sobre la economía en los años de Macri, la compleja relación con el FMI, la novedosa nostalgia de muchos empresarios por el kirchnerismo. Y algunas pistas para entender cómo reconstruir la economía

“El engrietamiento es una maniobra del poder” (conversación con Noelia Barral Grigera e Ingrid Beck)
Sobre la batalla cultural ganada, el movimiento feminista que vino para quedarse, la autocrítica, medios, mentiras y cadenas nacionales. Y sobre la posibilidad de un “país normal”

“Hay que volver a lo más genuino y sacarse de encima el marketing” (conversación con Ángela Lerena)
Sobre la vida familiar, la política sin corbata y la trastienda de la militancia (piñas y gases lacrimógenos incluidos). Y sobre ser ministro, ser diputado, ser candidato

Axel Kicillof

Y AHORA, ¿QUÉ?

Desengrietar las ideas para construir un país normal

Conversaciones con

Pedro Saborido
Noelia Barral Grigera
Alejandro Bercovich
Ángela Lerena
Carlos Pagni
Ingrid Beck

Kicillof, Axel

© 2019, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.

Presentación

Sí, lo sé: este libro se está publicando en pleno año electoral. Y no en un año electoral cualquiera, sino en uno que, según creo, presenta una crucial encrucijada en la historia argentina. En los años con elecciones, los candidatos suelen publicar libros pensados pura y exclusivamente como un acto más de campaña. Y para peor, un acto despojado de público. Porque más allá de las puestas en escena de la presentación y de su publicidad en la prensa o en la calle, esos libros convocan pocos lectores reales.

Paradójicamente, este libro pretende escaparle a esa triste costumbre: no quiere ser el libro de un candidato en campaña. Es más, contra toda evidencia, sostengo que no lo es. Y tengo pruebas.

Antes que nada, veamos lo que este libro no es. No es autobiográfico. No es autocelebratorio. Tampoco contiene un rosario de promesas o de propuestas. De hecho, para ser estrictos, ni siquiera fue escrito por quien figura como su autor. ¿De qué se trata entonces?

Y ahora, ¿qué? no está escrito por mí, pero tampoco por uno de esos “escritores fantasma” que se contratan a tal efecto: es un libro de entrevistas –una de ellas con asistencia de público–, realizadas especialmente para incluir en este volumen. Así que, originalmente, este libro no fue escrito, sino que fue hablado, conversado, charlado. Recurrir a este género del diálogo y la entrevista era fundamental para mí por dos motivos. Primero, para que en el texto predominara el registro de la oralidad, un registro que no solo tiene la virtud de producir definiciones más sintéticas y espontáneas, sino también de mostrar cómo se llega a esas definiciones. Segundo, para que en estas páginas no estuvieran reflejadas solo mi voz y mi opinión, sino además las de los otros y otras protagonistas que intercambian, disienten o acuerdan pero que también, a través de sus preguntas y observaciones, obligan a que las respuestas sean más claras y precisas.

Tanto cuando fui funcionario del gobierno de Cristina, como ahora que soy diputado de la oposición con Macri en el gobierno, participé del debate político en todo tipo de espacios, foros y medios. Creo que no soy muy original y que nadie se va a escandalizar si digo que el estado de la discusión política en la Argentina es más bien pobre, hasta decepcionante. Mi sensación es que, casi sin excepciones, en el debate político entran numerosos temas menos, por desgracia, los que son –a mi modo de ver– los verdaderamente importantes. Y en las ocasiones en que se abordan las cuestiones centrales, su tratamiento es casi siempre superficial.

Seguramente, las lógicas propias de los medios masivos de comunicación y de las redes sociales sean en parte responsables de esta insustancialidad, sobre todo en el último tiempo en que se pusieron tan de moda las “noticias falsas”, los ataques organizados de trolls a sueldo, el marketing político, el coaching de los candidatos y las operaciones judiciales de todo pelaje. Si este es el cuadro, la situación se ve claramente agravada por el actual partido de gobierno, que hace un verdadero culto de la liviandad, las frases hechas, los montajes y la primacía de lo “emocional” por sobre los argumentos y los razonamientos siquiera un poco más complejos. Así, en vez de proliferar las explicaciones, los disensos y el contraste de ideas, la discusión política fue suplantada por un arsenal de acusaciones que se desenvuelve en medio de insultos, prejuicios y simplificaciones, en la mayoría de los casos sin ningún fundamento.

A este empobrecimiento de la discusión política se lo ha bautizado “grieta”. Una suerte de guerra de trinchera a trinchera donde nadie sabe bien qué se está discutiendo, y menos todavía espera arribar a algún acuerdo. Como resultado de esta modalidad que suplantó al debate, la sociedad queda aturdida de odio y agresión, y de este modo se hace imposible pensar. Pensar en clave política, es decir, pensar colectivamente el pasado, el presente y el futuro del país.

Este libro se propone abordar temas difíciles, polémicos y, según creo, importantes. La “agenda” que recorren esta páginas no la preparé yo, sino que surgió de las inquietudes de mis interlocutores e interlocutoras. No pretendo tener razón en todo lo que digo, sino tratar de exhibir mis argumentos y hacerlo siempre con absoluta honestidad intelectual. No es mi propósito “defender” de los ataques todo lo que hicimos en nuestro gobierno, sino simplemente explicar por qué lo hicimos, cuáles eran los objetivos, más allá de si el resultado fue bueno, malo o regular. Porque la grieta consiste en sostener que las decisiones que se tomaban eran caprichosas, necias y ruinosas. No busco tampoco “atacar” todo lo que hace el gobierno de Mauricio Macri, sino simplemente dar las razones históricas, teóricas y políticas por las que, a mi juicio, no puede nunca salir bien.

Creo que el famoso intento de “cerrar la grieta” no consiste en que todos estemos de acuerdo en todo. Es algo mucho más plausible: reconocer las distintas posiciones sin marketing, sin trolls, sin mentiras ni agresiones. Lo contrario de la grieta es, ni más ni menos, que la política.

Agradecimientos

A Soledad Quereilhac, mi compañera, que le aportó tiempo, impulso y oficio a este proyecto; sin su amor, ni esto ni nada me saldría. A León y Andrés, que también pusieron lo suyo. A Jesica Rey y Nicolás Beltram. A Carlos Díaz y Raquel San Martín, de Siglo XXI. Al Centro Cultural Morán. A todos mis compañeros del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda). A Esteban Rufino, Mariano Sanda y Laura Culot y sus colaboradores.

Axel Kicillof

“La organización no surge del odio”

Conversación con Pedro Saborido. Entrevista pública realizada en el Centro Cultural Morán, noviembre de 2018

Arriba: El Castillo imaginado por Walt Disney, en construcción, durante los años cincuenta. Abajo: La República de los Niños, provincia de Buenos Aires, inaugurada en 1951.