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JOAN CODERCH

Doctor en medicina
Miembro de la Sociedad Española de Psicoanálisis
y de la Asociación Psicoanalítica Internacional

PLURALIDAD Y DIÁLOGO
EN PSICOANÁLISIS

Diversidad y vinculaciones interdisciplinares

Con el capítulo «La Pluralidad en psicoanálisis infantil»,
a cargo de la Dra. Joana M.ª Tous

Miembro de la Sociedad Española de Psicoanálisis
y de la Asociación Psicoanalítica Internacional

Prólogo de la Dra. Mercè Mitjavila

Profesora Titular de la Facultad de Psicología
de la Universidad Autónoma de Barcelona

Herder

Diseño de la cubierta: Claudio Bado

Edición digital: José Toribio Barba

© 2006, Joan Coderch

© 2006, Herder Editorial, S.L., Barcelona

1.ª edición digital, 2015

ISBN: 978-84-254-3739-7

Depósito legal: B-16070-2015

La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.

Herder

www.herdereditorial.com

A mi esposa Nuria,
y a Nuria, Miquel, Joan, Laia y Miky

 

ÍNDICE

Prólogo

Introducción

1.El debate acerca de la pluralidad del psicoanálisis

1.Introducción

2.Convergencias y divergencias entre las distintas escuelas psicoanalíticas

2.1.Teorías, metáforas y modelo

2.2.Diversidad de opiniones acerca de la pluralidad y el terreno común en psicoanálisis

2.3.Algunas reflexiones sobre la diversidad de opiniones

3.Teoría del conocimiento y pluralidad

3.1.El racionalismo crítico de Popper

3.2.Las ideas de J. Habermas, de K. Apel y de I. Berlin

4.El pluralismo crítico en psicoanálisis

4.1.Delimitación del concepto

4.2.La confusión entre nihilismo y relativismo

4.3.La necesidad de un diálogo continuado

5.El dispositivo personal de observación es responsable del resultado de ésta

6.Necesidad de una perspectiva independiente (dentro de lo posible) de la relación analizado-analista

7.Conclusión

2.El diálogo entre el psicoanálisis y la filosofía del lenguaje

1.Introducción

2.El discurso psicoanalítico

3.Actos de habla

3.1.El concepto de actos de habla

3.2.J.L. Austin

3.3.J.R. Searle

4.Pragmática

5.Texto y contexto

5.1.Introducción

5.2.Texto

5.3.Contexto

6.Comunicación

6.1.Introducción

6.2.La comunicación como procesamiento de información

6.3.Comunicación e intencionalidad informativa

6.4.Lenguaje verbal y comunicación

7.La metáfora en el proceso psicoanalítico

7.1.Introducción

7.2.La metáfora en la lingüística y en el pensamiento filosófico

7.3.Tipos de metáforas

7.4.Las metáforas en la teoría y la práctica psicoanalítica

7.4.1. Las metáforas en la teoría psicoanalítica de Lacan

7.4.2. Las metáforas dentro de la situación analítica

7.4.3. Metáfora y simbolización

8.Conclusión

3.El psicoanálisis, ciencia y hermenéutica

1.Introducción. El psicoanálisis, como todas las ciencias, es hermenéutico y constructivista

2.Aproximación a la hermenéutica y al constructivismo

2.1.Consideraciones generales acerca de la hermenéutica

2.2.El pensamiento hermenéutico

2.3.Los «presupuestos» en la interpretación de la realidad

2.4.Lo inevitable del constructivismo

2.5.El giro lingüístico

3.De la metapsicología a la psicología

3.1.Los tiempos felices

3.2.Tiempos de dudas

3.3.La fractura de la perspectiva metapsicológica

4.El debate sobre el psicoanálisis como ciencia empírico-natural o como ciencia hermenéutica

4.1.Un falso debate

4.2.Razones contrapuestas

4.3.¿Es que todas las ciencias han de ser empírico-naturales?

4.4.Dos diferencias clásicas entre las ciencias naturales y las ciencias humanas

4.5.Las razones son causas de aquello de lo que dan razón

4.6.Las críticas al psicoanálisis desde la filosofía de la ciencia

4.6.1. Las críticas del positivismo lógico

4.6.2. Las críticas derivadas de la aplicación del criterio de falsabilidad

4.6.3. Las críticas de Grünbaum acerca de la validación del psicoanálisis

4.6.4. Las críticas con relación a los criterios de repetibilidad e intersubjetividad

4.6.5. Las críticas desde dentro del propio psicoanálisis

4.7.La cuestión de la metodología

5.El diálogo entre el psicoanálisis y la neurociencia

6.Conclusión

4.Neurociencia y memoria. Hacia una revisión del concepto de transferencia

1.Introducción

2.La cuestión de la Alianza Terapéutica (A.T.)

2.1.Colaboración externa y colaboración intrapsíquica por parte del paciente

2.2.Delimitación del concepto de A.T.

2.3.Breve historia del concepto de A.T.

2.4.A.T. y colaboración

2.5.La relación analizado-analista es total e indivisible

3.La transferencia es la organización de la situación analítica bajo la influencia del pasado

3.1.La transferencia y la revolución de los paradigmas científicos

3.2.El descubrimiento de la transferencia. Repetición y distorsión

3.3.Visión reducida y visión amplia de la transferencia

3.4.La totalidad de las experiencias del pasado es el fundamento de la transferencia

3.5.Diferencias entre el modelo proyectivo y el modelo organizador de la transferencia

3.6.Elementos básicos en la organización de la transferencia

3.7.La memoria de procedimiento en la relación analizado-analista

4.La colaboración del analizado está integrada en su pasado

5.Transferencia como fenómeno universal y transferencia analítica

5.1.El problema de los artefactos transferenciales

5.2.La falsa dicotomía analistas más humanos y analistas menos humanos

5.3.El temor a ser un «buen objeto» y la neutralidad

6.Objetividad y subjetividad del analista

7.Conclusión

5.El narcisismo como un no-diálogo

1.Introducción

2.Clínica y presentación de los trastornos narcisistas de la personalidad

3.Teorías acerca de los trastornos narcisistas de la personalidad...

3.1.Los modelos tradicionales, pulsionales o mixtos

3.1.1. Ideas básicas acerca del narcisismo

3.1.2. Narcisismo primario y narcisismo secundario

3.1.3. La necesidad de relación y el funcionamiento psicótico en el narcisismo

3.2.Teorías distanciadas de los modelos tradicionales

3.2.1. Kernberg y su teoría de las relaciones objetales

3.2.2. Kohut y la psicología del self

3.2.2.1. Conceptos básicos

3.2.2.2. Los selfobjetos

3.2.2.3. Psicopatología

3.2.2.4. Objetivos y principios terapéuticos

3.2.3. La perspectiva funcional de Stolorow y Lachmann

3.2.4. Mitchell y las ilusiones narcisistas

4.Narcisismo y sociedad

4.1.Influencia de la cultura en la génesis de los trastornos narcisistas de la personalidad

4.2.La sociedad narcisista de nuestro tiempo

5.Algunas características específicas del tratamiento de las personalidades narcisistas

5.1.Las dificultades para establecer la relación de dependencia

5.2.La interacción analizado-analista como diálogo

5.2.1. El «más allá» de la interpretación

5.2.2. El estudio de la relación bebé-padres aplicado a la interacción analizado-analista

5.2.3. La complejidad de la interacción analizado-analista

5.2.4. La trama interactiva en la relación analizado-analista

6.Conclusión

7.Material clínico

6.El difícil diálogo entre el psicoanálisis y la psicoterapia

1.Introducción

2.Diferencias y similitudes entre psicoanálisis y psicoterapia

2.1.Las dificultades para llegar a un acuerdo

2.2.Algunas opiniones respecto a las diferencias y similitudes entre psicoanálisis y psicoterapia

3.Una perspectiva integradora

4.Las motivaciones del analizado y el analista para pasar de una psicoterapia a un psicoanálisis

4.1.Un cambio sorprendente

4.2.Las modificaciones que afectan únicamente al setting externo

4.3.Las modificaciones del setting interno

4.4.Falta de motivación por parte del paciente para pasar a un análisis

4.5.¿Cuál debe ser la actitud del analista frente a la conveniencia de transformar una psicoterapia en un análisis?

5.La decisión de transformar un psicoanálisis en una psicoterapia

5.1.Un cambio difícil

5.2.La cuestión del contrato terapéutico

6.Conclusión

7.La pluralidad en psicoanálisis infantil

1.Freud y la teoría pulsional

2.Las aportaciones de Melanie Klein

2.1.Complejo de Edipo temprano y objetos parciales

2.2.Las posiciones depresiva y esquizoparanoide

2.3.Identificación proyectiva

2.4.Instinto de muerte y envidia

2.5.Consideraciones sobre la técnica kleiniana

3.Teóricos de las relaciones objetales

3.1.D.W. Winnicott

3.2.W. R. D. Fairbairn

3.3.Otros teóricos de las relaciones objetales

4.Material clínico

Bibliografía

Índice de autores

Índice temático

 

PRÓLOGO

Tengo el privilegio y la responsabilidad de prologar este libro, Pluralidad y Diálogo en Psicoanálisis, obra del reconocido psicoanalista Dr. Joan Coderch, colega apreciado y respetado, que fue mi maestro en mi etapa de formación psicoanalítica, y que sigue siéndolo por todo lo que la lectura de esta obra me ha aportado. Asimismo, también quiero dedicar mi reconocimiento a la Dra. Joana M.ª Tous, que colabora en este libro con un apartado final.

Es un libro escrito desde el diálogo y dialogante, y me consta el compromiso de Joan Coderch con esta actitud que, en él, no es pura retórica ni subirse al carro de la moda del momento, sino que nace de su experiencia psicoanalítica y humana y de la coherencia entre lo escrito, o pensado, y lo vivido.

Joan Coderch muestra sus posiciones, en cada uno de los diálogos que constituyen los capítulos de este libro, con claridad, contundencia y valor. Su inmenso bagaje de conocimientos y cultura psicoanalítica (y más allá de lo psicoanalítico: filosofía, teoría del conocimiento, neurociencias, lingüística...) no es atribuible sólo al tiempo, a la edad, que siempre supone una ventaja para acumular saber; es otra capacidad la que, aun partiendo del mismo punto de salida, nos hace diferentes en el punto de llegada.

En el último apartado la Dra. Joana Tous nos sitúa en una dimensión más aplicada. Nos presenta una revisión de diversos autores que han hecho aportaciones significativas al psicoanálisis infantil, y nos muestra, mediante material clínico, la utilidad en la práctica terapéutica de diversos conceptos teóricos. Este apartado puede ser de interés para los psicoterapeutas.

Ambos autores nos muestran, uno desde la reflexión teórica y otro desde la aplicación, cómo los conceptos, incluso los considerados pilares intocables de nuestra disciplina, evolucionan, se dejan transformar, y muy a pesar de las posiciones más inmovilistas, por las nuevas corrientes de pensamiento.

En conjunto, la diversidad del contenido del libro lo hace extensivo a un público mucho más amplio que el sector estrictamente psicoanalítico o psicoterapéutico; puede interesar a profesionales y estudiosos de otras disciplinas y, en general, puede ser útil a un público interesado en posiciones interdisciplinares.

No se trata de un manual sencillo, aunque la exposición es clara y el estilo directo. Se trata de un libro que requiere una lectura reflexiva. Los capítulos de Joan Coderch, por la cantidad de conceptos que maneja y la profundidad de su elaboración, y el capítulo de Joana M.ª Tous, a pesar del estilo directo y coloquial, requieren para su comprensión nociones de teoría y técnica psicoanalíticas.

La lectura me ha sugerido reflexiones, acuerdos, coincidencias y, cómo no, también discrepancias, pero sobre todo reflexiones.

Vamos a considerar, a modo de presentación, algunas de las muchas aportaciones de esta obra.

En el capítulo 1 Coderch nos plantea el debate en torno a la diversidad de teorías que conviven o coexisten dentro del psicoanálisis. Para el autor, la diversidad no es un infortunio que deba superarse, sino que es fuente de conocimiento. Cada escuela aporta un modelo propio para la comprensión de la mente humana, y no espera que esta diversidad concluya con la asunción de una teoría común. Mi punto de vista respecto a la diversidad es algo más pesimista; coincido en que la pluralidad de teorías y modelos nos aporta un gran potencial explicativo, pero también puede ser un aspecto vulnerable, contra el que han arremetido nuestros detractores.

Nos ilustra en este capítulo acerca de las controversias entre autores (Wallerstein, Green...) y modelos (pulsional y relacional), que han marcado durante décadas, y siguen orientando, la teoría y la práctica psicoanalítica. Coderch se declara antidogmático, cuestiona la autoridad y la tradición como referentes intocables y únicas fuentes del saber, ya que su propuesta es dialogar y establecer puentes con otras y nuevas disciplinas, incluso con aquellas cuyas aportaciones podrían cuestionar nuestros supuestos teóricos.

Desde esta posición nos explica su adscripción al pluralismo crítico que le permite emplear el gran bagaje conceptual del psicoanálisis, despojándolo del carácter dogmático. El antidogmatismo con el que se define no significa ni ser ecléctico, ni relativista, ni contemporizar con cualquier posición, sino poder considerarlas todas, dialogar con todas, desde la propia identidad. El punto de encuentro entre los distintos modelos psicoanalíticos, y quizás me atrevería a hacerlo extensivo a todos o a la mayoría de los modelos psicoterapéuticos en general, es la relación y el encuentro entre el analista o terapeuta y el paciente; escuchar, comprender, ayudar... sería la vocación compartida por todos los terapeutas.

En el siguiente capítulo, centrado en el diálogo entre psicoanálisis y filosofía del lenguaje, se pronuncia acerca de su concepción de la mente humana como básicamente social, y, correlativamente, de su concepción del proceso psicoanalítico como relacional e interactivo. Ésta es una visión distinta del modelo tradicional, es una visión que incluye, ciertamente, nuevas aportaciones de otras disciplinas, entre ellas el modelo interactivo, derivados de las observaciones de la actual psicología evolutiva de Stern, entre otros.

Se define una nueva formulación de la transferencia y también del cambio terapéutico. La transferencia se explica como metáfora, y, en este sentido, se pone el énfasis en la transformación más que en la repetición. El cambio terapéutico se expresa como dar nuevo significado a los comportamientos propios y ajenos, es decir, un cambio en la dimensión pragmática del analizado.

En el siguiente apartado encontramos la definición del psicoanálisis como ciencia hermenéutica, porque todas lo son en el fondo, según afirma el autor, y se desmarca del empeño en considerar que el psicoanálisis tiene que ser una ciencia al estilo de las ciencias naturales, una de las expectativas de Freud al construir su teoría. Se adscribe a los presupuestos de Dilthey y de Gadamer, entre otros, los cuales separan claramente las ciencias naturales de las ciencias humanas. Coderch también aboga por un método propio y distinto para las ciencias humanas, incluyendo entre ellas el psicoanálisis, que acaba definiendo como ciencia que interpreta, comprende y requiere la empatía, pero que también explica en términos de causalidad.

Ciertamente, este diálogo está abierto e incluso desde posiciones psicoanalíticas, que personalmente asumo, también se ha aceptado el reto de aplicar la metodología empírica, combinando diseños más propiamente experimentales con otros semi-experimentales, o empírico-cualitativos, en estudios de procesos y resultados, y esto puede coexistir con la definición que Coderch hace de psicoanálisis como ciencia humana y hermenéutica.

El capítulo dedicado a la transferencia nos muestra su aportación renovadora, cuestionando la dicotomía entre relación transferencial y real. Se vive como un todo, que denomina relación emergente, compuesta por la situación real y transferencial del paciente y del analista, y no se trata de una repetición sino de una transformación del pasado vivido, en palabras de Coderch, como un nuevo ordenamiento del pasado que configura el presente. El pasado, por lo tanto, no desaparece como supuesto explicativo; se le da otra dimensión y se incluyen no sólo las relaciones objetales, sino todo el bagaje de sus experiencias. Correlativamente, también redefine el presente transferencial como una co-creación.

Considera el fenómeno transferencial estricto que emerge de la situación analítica como producto del artificio derivado de la técnica terapéutica. Ciertamente, cualquier situación terapéutica y especialmente quizá la psicoanalítica está sometida a unos procedimientos técnicos (contexto, determinada actitud del terapeuta, etc.) y este artificio técnicamente justificado deviene, y así lo afirma el autor, un artefacto o dispositivo de observación, que está incidiendo sobre el fenómeno, en este caso la relación entre terapeuta y paciente. La posición constructivista de Coderch se manifiesta claramente en sus aportaciones sobre la transferencia.

Me parece importante resaltar, también, el cuestionamiento acerca de la amnesia infantil entendida, según la teoría clásica, como producto de la represión. En este sentido, recoge las aportaciones de las neurociencias para explicar, desde un supuesto no conflictivo, la ausencia de recuerdos, dicho de otra manera, tal como él mismo lo recoge, la ausencia de memoria declarativa de los primeros años. Distingue, por tanto, dos tipos de memoria, la declarativa, equivalente a la explícita, consciente, y la memoria de procedimiento. Asimismo, existen dos inconscientes, el conflictivo dinámico, propio del psicoanálisis, y el no conflictivo o de procedimiento.

En realidad, Freud también consideró este inconsciente no conflictivo, lo denominó genético, y de forma explícita se desinteresó de él, focalizando su interés en el inconsciente que determinaba la psicopatología. Paralelamente, las aportaciones de la psicología más cognitiva, y si nos remontamos a uno de sus primeros representantes, Piaget, debemos recordar que también han reconocido el inconsciente dinámico conflictivo freudiano. Piaget dice que las operaciones mentales son inconscientes (aunque no reprimidas) y que el psicoanálisis estudia el inconsciente afectivo y él estudia el inconsciente cognitivo.

Así pues, casi tácitamente el inconsciente quedó repartido y disociado entre lo afectivo y lo cognitivo, y quizá deberíamos añadir lo procedimental. Las aportaciones de Stern y el grupo de Boston, al que el autor de este libro se refiere en varios capítulos, proponen el concepto de conocimiento relacional implícito, que incluye lo emocional y lo cognitivo y me atrevería a decir que, siguiendo su propuesta, incluso aportan una nueva reformulación de los mecanismos defensivos. A partir del diálogo que nos propone Coderch, entre estos distintos territorios, esperamos recuperar, construir un nuevo modelo de inconsciente más integrado.

En el capítulo sobre narcisismo, nos plantea la controversia entre el modelo pulsional y el modelo de las relaciones objetales. La patología narcisista la define como un no-diálogo, un anti-diálogo, y esto es, si no imposible, por lo menos paradójico, ya que como afirma el autor, en el fondo incluso del narcisismo, el diálogo existe. No reconocer, negar al otro, es también una forma de reconocimiento.

Discutiría su posición al referirse al funcionamiento psicótico. En este punto, a la explicación desde un modelo exclusivamente intrapsíquico y psicológico, también añadiría los nuevos datos y avances que aportan otras disciplinas, que invitan a reconsiderar nuestro modelo explicativo. Destacaría como muy interesantes las aportaciones sobre el narcisismo y la sociedad actual, explicando desde el modelo narcisista algunos de los males y aspectos más destructivos de nuestra sociedad.

El último capítulo se refiere al «difícil» diálogo entre psicoanálisis y psicoterapia. En este tema Coderch, sin duda, es un especialista reconocido y avalado por sus numerosos trabajos, desde su libro Teoría y técnica de la psicoterapia psicoanalítica, que considero como uno de los manuales de referencia obligatorios, hasta La interpretación en psicoanálisis. Fundamentos y teoría de la técnica, además de numerosos artículos sobre el tema. Centrándonos en el capítulo que nos ocupa, se posiciona considerando que entre el psicoanálisis y la psicoterapia existen diferencias en la práctica o procedimiento terapéutico y en los objetivos. Revisa las diferencias entre ambas modalidades terapéuticas y se muestra contrario a considerar el número de sesiones como un parámetro definitivo, aún admitiendo que más sesiones pueden inducir a una más intensa regresión relacional (transferencial), pero ésta no es imprescindible para que se instaure la transferencia.

Quiero acabar señalando el mensaje de este libro: el psicoanálisis no puede renunciar a dialogar con otras disciplinas y añado que, para otras disciplinas, el psicoanálisis será un interesante interlocutor.

Deseo agradecer a Joan Coderch y a Joana M.ª Tous que me hayan dado la palabra en este diálogo y desearía que este prólogo fuera, también, una muestra de mi agradecimiento por la amistad y todas las enseñanzas que he recibido y por la oportunidad que nos brindan de aprender y pensar.

MERCÈ MITJAVILA
febrero 2006

 

INTRODUCCIÓN

El psicoanálisis fue ideado por Freud como un procedimiento terapéutico para el tratamiento de determinados trastornos psíquicos. Pero rápidamente se reveló como un conjunto de hipótesis y teorías que, con acierto o sin él, trataban de explicar no únicamente el desarrollo de la mente humana y de su patología, sino también sus producciones culturales, sociales, artísticas, etc. Ello ha implicado, cada vez con más fuerza, la necesidad de establecer vínculos interdisciplinares con otras ciencias y ramas del saber humano, tarea ésta que, hasta el momento, no ha sido realizada con la profundidad y la extensión requeridas. Por otro lado, el pensamiento psicoanalítico ha ido diferenciándose, incluso dentro de la misma Asociación Psicoanalítica Internacional (A.P.I.) fundada por Freud en 1910 para la continuidad en el desenvolvimiento y docencia del psicoanálisis, en diversas orientaciones y corrientes, tanto teóricas como técnicas, que han provocado la aparición de diversas escuelas psicoanalíticas, algunas de ellas muy divergentes entre sí, dando lugar a una pluralidad que nos plantea la pregunta sobre si existe un psicoanálisis o hemos de hablar de muchos psicoanálisis. El propósito de este libro es el de estudiar en profundidad esta cuestión de la pluralidad en psicoanálisis, y también el cada vez más imprescindible diálogo del psicoanálisis con otras disciplinas científicas.

Dado el creciente avance de la neurociencia y su repercusión en todo lo que concierne al funcionamiento mental y la experiencia subjetiva se me planteó, desde un principio, la posibilidad de dedicar un capítulo a la vinculación entre ella y el psicoanálisis. Sin embargo, he juzgado más conveniente integrar dentro de los diversos capítulos los descubrimientos de la neurociencia de mayor trascendencia para el psicoanálisis. Pienso que, de esta manera, el diálogo entre una y otra disciplina aparece más vivo y más conexionado con la clínica.

El primer capítulo, «El debate acerca de la pluralidad del psicoanálisis», está dedicado a la realidad, a la que acabo de referirme, de la existencia de un número creciente de escuelas psicoanalíticas. Pero el objetivo no es el de describir las características de dichas escuelas u orientaciones, sino el de reflexionar sobre la presencia de esta pluralidad y sus causas, puesto que muchos psicoanalistas no creen en esta multiplicidad y piensan que se trata de meras diferencias semánticas. Asimismo, intento aprehender lo que podemos llamar la filosofía subyacente a esta diversificación y los problemas que plantea.

En el segundo capítulo, «El diálogo entre el psicoanálisis y la filosofía del lenguaje», examino las relaciones entre estas dos disciplinas, así como el papel del lenguaje en el proceso psicoanalítico en tanto que terapéutica. Los psicoanalistas empleamos el lenguaje para ayudar a nuestros analizados e investigar la mente humana. No es extraño, pues, pensar que el psicoanálisis y la filosofía del lenguaje mantienen estrechos vínculos, pese a que, hasta hace relativamente poco tiempo, estos lazos han sido implícitos pero escasamente explicitados y estudiados desde el punto de vista teórico. Este capítulo representa un esfuerzo para ir más allá de este estado de cosas.

El tercer capítulo es el titulado «El psicoanálisis, ciencia y hermenéutica». Freud insistió toda su vida en que el psicoanálisis por él creado pertenecía por derecho propio al reino de las ciencias naturales, pero esta pretensión ha sido siempre discutida, desde el principio, por la mayor parte de los epistemólogos y de los filósofos de la ciencia. Pero, además, con el paso del tiempo, se han producido profundas discrepancias alrededor de esta concepción freudiana y muchos psicoanalistas han llegado a la conclusión de que el psicoanálisis es una ciencia hermenéutica y, por tanto, humana. Lo que trato de mostrar en este capítulo es que todas las ciencias, humanas o naturales, son hermenéuticas, porque todas ellas se basan en la interpretación de los datos de observación. Pero que también son constructivistas, porque todas ellas han sido construidas por los hombres, partiendo de convenciones sociales, culturales y científicas, y de pautas de investigación y de reflexión construidas por los hombres y validadas, asimismo, de acuerdo con estándares construidos por los hombres. En este capítulo discuto las características específicamente hermenéuticas y constructivistas del psicoanálisis y su relación con las ciencias naturales y las ciencias humanas.

El cuarto capítulo se titula «Neurociencia y memoria. Hacia una revisión del concepto de transferencia». El análisis de la transferencia ha sido, durante muchos años, considerado como la pieza clave de la terapéutica psicoanalítica. En este capítulo expongo, apoyándome en los descubrimientos de la neurociencia referentes a los diversos sistemas de memoria, que el concepto tradicional de la transferencia como una repetición de las primeras relaciones infantiles en la figura del analista es excesivamente reducido, y que la transferencia, como manifestación de la influencia total del pasado en el presente, es la forma como el analizado organiza la situación analítica de acuerdo con el conjunto global de sus experiencias.

En el quinto capítulo, «El narcisismo como un no-diálogo», me refiero al narcisismo como uno de los más básicos conceptos del psicoanálisis, y lo relaciono con algunos de los rasgos más destacados de la sociedad actual dentro del mundo industrializado y con un grado elevado de bienestar. Describo las distintas teorías con relación a los factores que se encuentran en la base de los trastornos narcisistas de la personalidad. Finalmente, desarrollo las directrices que considero más adecuadas para el tratamiento psicoanalítico de este tipo de patología.

En el sexto capítulo, «El difícil diálogo entre el psicoanálisis y la psicoterapia», abordo las difíciles relaciones entre el psicoanálisis como método terapéutico y la aplicación abreviada y, supuestamente, más superficial de los conceptos y metodología del mismo, a la que se la conoce con el nombre de psicoterapia psicoanalítica. Esta última es empleada para poder tratar a un mayor número de personas que precisan ayuda psicológica, dadas las dificultades, tanto para el terapeuta como para el paciente, del método psicoanalítico estricto. Sin embargo, el curso del tiempo y la experiencia han venido a poner de relieve que las diferencias entre uno y otro método no están claras ni en la teoría ni en la práctica, siendo ésta una de las más arduas cuestiones a las que tiene que hacer frente el psicoanálisis.

El estudio de la formación y desarrollo de la mente humana desde el mismo momento del nacimiento ha sido siempre uno de los pilares de la investigación psicoanalítica. El psicoanálisis infantil trasciende la teoría y la clínica psicoanalíticas para fecundar todo lo que se refiere al campo de la educación y de las relaciones del niño o de la niña con sus padres. Pero también en el tratamiento de los adultos nos encontramos con el niño y la niña dentro de la mente de los hombres y las mujeres. Por este motivo he incluido un capítulo sobre psicoanálisis infantil, a cargo de la doctora Joana M.ª Tous. Además de la interesante exposición que en él se ofrece acerca de lo que es el psicoanálisis infantil, creo que este capítulo avala la tesis de la pluralidad en el psicoanálisis, ya que, como el lector comprobará, su enfoque, predominantemente kleiniano, difiere, en diversos aspectos, de las posiciones que yo sostengo a lo largo del libro. Pero, además, también este capítulo muestra la diversidad y pluralidad dentro de la misma escuela kleiniana, porque la doctora Joana M.ª Tous nos muestra una actitud psicoanalítica flexible, abierta, dialogante tanto con otras orientaciones como con el mismo sujeto de análisis, y receptiva a las nuevas perspectivas acerca de la relación analizado-analista, la interacción, el más allá de la interpretación, etc., muy distinta a otras maneras de desarrollar y aplicar las ideas de Melanie Klein.

Dos ideas me han guiado al escribir este libro. Una es la de estimular el interés por el estudio de los vínculos interdisciplinares, cosa que la moderna epistemología considera indispensable en todos los campos del conocimiento humano. La otra, la de que el diálogo y la confrontación de criterios, siempre que se realicen de acuerdo con el axioma del racionalismo crítico propuesto por Popper, puede ser que yo esté equivocado y que tú tengas razón, es el mejor camino para el avance del psicoanálisis. Si logro despertar algún interés en la dirección que acabo de exponer, me sentiré plenamente recompensado.

En cuanto a los agradecimientos, debo citar a mi esposa por su constante aliento y estímulo; a Mercè Mitjavila por su gentileza al escribir el prólogo; a Joana M.ª Tous, por su amabilidad al aceptar escribir un capítulo sobre psicoanálisis infantil, llenando así un vacío que mis conocimientos no me permitían cubrir, y a mi hijo Joan, por su ayuda en las cuestiones referentes a filología clásica. También doy las gracias a todos aquellos que, con su confianza en mí, me han acompañado durante la redacción de este libro.