portada

Si este libro le ha interesado y desea que lo mantengamos informado de nuestras publicaciones, puede escribirnos a o bien regristrase en nuestra página web:
www.editorialsirio.com

Título original: The Way of Rest

Traducido del inglés por Diego Merino Sancho

Diseño de portada: Natalia Arnedo

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

Deja de intentar sanarte, de intentar arreglarte.

Deja incluso de intentar despertar.

Deja de intentar avanzar rápidamente la película de tu vida.

Abandona todo «abandonar».

La sanación no es un destino.

Estate aquí.

Tu dolor, tu tristeza, tus dudas, tus anhelos, los pensamientos

que aparecen cuando tienes miedo... no son errores.

Nunca te han pedido que los arregles.

Lo único que te piden es que los acojas, aquí, ahora, con delicadeza, en el amoroso y reparador abrazo de la consciencia presente...

JEFF FOSTER

NOTA DEL AUTOR

pajarcillos-2

Una sensación de absoluta fragilidad y de crudeza extraña pero a la vez familiar te da la bienvenida cuando despiertas. El reflejo del reflejo, en un trozo de cristal roto tirado en la acera, de algo que recuerdas vagamente mientras te apresuras una vez más para no llegar tarde al trabajo. Un diagnóstico inesperado. El regreso de un viejo amigo al que hace mucho tiempo que no ves. Una relación gastada y destartalada que se hace añicos para dejar sitio a algo nuevo. Coger a un amigo de la mano en la oscuridad y ayudarle a caminar cuando ya no puede, cuando ya no quiere. Una taza de café junto a un ser querido. Aquel destello en la mirada de tu abuela justo antes de que cruzase al otro lado, al infinito. A billones de años luz de distancia, los cometas atraviesan como balas la inmensidad en el silencio más profundo...

Hay tanta belleza y tanta tristeza, tanto dolor y tanta alegría, tanta creatividad, tanto que sentir, tanto por descubrir en este mundo loco y hermoso que tan a menudo damos por sentado... Si tuviésemos que asimilar y acoger en nuestro interior toda esta vida, todas estas experiencias, lo más probable es que nuestro corazón no fuese capaz de albergarlas.

Tal vez a lo que tememos en realidad no sea a la muerte, sino a tener demasiada vida.

Cuando eras más joven, levantar un muro de protección alrededor de tu corazón desnudo, tan inocente, tan frágil, tan sensible y hermoso, no fue sino un acto de pura inteligencia creativa –de puro genio, en realidad–. En aquel momento tenía todo el sentido del mundo intentar insensibilizarte ante la abrumadora intensidad de las experiencias –tanto de las negativas como de las positivas–; bloquear tu dolor, tu miedo, tu ira; distraerte para no percibir tu sensación de soledad; desconectar tanto de tu tristeza como de tu alegría; intentar construir un «yo» fijo y consistente con el fin de encajar, de sentirte seguro, de ser aceptado. Tenía sentido que intentaras controlarte, adaptarte, manipularte, ocultar partes de ti mismo para conseguir el amor y la aprobación de aquellos a los que admirabas.

No eras más que un pequeño y sensible guerrero del amor, buscándolo siempre fuera de ti mismo –y con razón–. Pero quizá ahora sea el momento de poner fin a este abandono de ti mismo y de redescubrir el amor que habita en tu interior. Puede que todas esas magníficas defensas y estrategias de búsqueda de tu infancia ya no sean necesarias. Tal vez tu corazón sea –y siempre fue– lo suficientemente grande como para contener la vida entera, la tristeza tanto como la felicidad, la agonía tanto como el éxtasis, el aburrimiento tanto como el entusiasmo y la emoción. Quizá ahora ya estés finalmente preparado para dejarte inundar por toda experiencia; no únicamente lo agradable y resplandeciente, lo «espiritual»; no únicamente los sentimientos felices y satisfactorios, sino todos los sentimientos. Tal vez, por fin, ya estés listo para sentirlos todos, sin temor a que puedan dañarte, sin avergonzarte de ellos; listo para permitirte albergar todos tus pensamientos, tanto los positivos como los negativos, sin tener que pedir disculpas por ninguno de ellos; listo para recorrer por fin tu propio camino, para expresarte con tu propia voz alto y claro sin sentirte comprometido por ello. ¡Esto sí que es valentía! No valentía entendida como la ausencia de miedo, de ira o de duda, sino como la voluntad de vivir verdaderamente, de incluir todas las partes de ti mismo, también las caóticas y las dolorosas. Valentía no como la erradicación de los aspectos vulnerables de tu propia humanidad, sino como la disposición a cometer errores, a caer, a levantarte, a seguir caminando aunque hayas perdido el norte, aunque no conozcas el sendero, incluso aunque te sientas asustado y destrozado y dudes hasta de tu propia capacidad para caminar.

Parafraseando a Joseph Campbell, «si el camino que tienes ante ti aparece despejado, estás probablemente en el camino de otro». Si estás harto de transitar por una senda que no es la tuya; si estas cansado de tratar de controlar tus pensamientos y tus sentimientos, intentando siempre estar a la altura de alguna imagen heredada y de segunda mano de lo que es la «felicidad» o la «belleza»; si estás listo para soltar cualquier idea sobre cómo deberías ser y para amarte tal y como eres, con tus defectos, tus imperfecciones, tus dudas, tus cicatrices, tus marcas de nacimiento, tus cardenales, tus verrugas..., con todo; si sientes que lo único que deseas es abrazar a todo este maldito universo en toda su locura, en toda su alegría y su tristeza, su dicha y su amargura, su claridad y su confusión; si te sientes desilusionado o decepcionado con las promesas y los consejos de autoridades bienintencionadas –tus padres, los maestros espirituales, los gurús de la autoayuda, los líderes mundiales– y anhelas ser auténtico y real..., en ese caso estás preparado para la senda del reposo.

El mensaje de este libro es simple: «Deja de intentar ser feliz. Deja de escapar de la infelicidad. Acéptate tal y como eres y descubrirás una felicidad mucho más profunda». Con independencia de lo que creas o de lo que te hayan dicho, no hay absolutamente nada equivocado en ti, no hay nada indigno en tu ser. Estás completo, entero, exactamente tal y como eres ahora. Perfecto incluso en tus imperfecciones, fascinante en toda tu humanidad, fuerte y sólido en tu fragilidad. Tus defectos son hermosos. Tus dudas son sagradas.

Créeme, a veces está bien sentirse destrozado y herido. Ese dolor que sientes, esa inquietud, esa tristeza, ese miedo o esa ira que te aflige no son signos de que hayas fracasado ni de debilidad espiritual, sino partes importantes y muy valiosas de ti mismo que tan solo quieren ser amadas y aceptadas. Ya no hay ninguna necesidad de que te avergüences de tus heridas, no hay motivo para ocultarlas o intentar mantenerlas lo más lejos posible, no tienes por qué fingir que estás contento, que estás bien, que eres perfecto o que estás iluminado. Ya no hay absolutamente ninguna necesidad de fingir nada. Estás agotado de tener que luchar o huir, cansado de buscar el amor fuera de tu propio corazón, harto de estar desconectado del momento presente... Y lo único que anhelas es descansar. Mi querido lector, este libro es tu permiso para reposar, para descansar, tu permiso para sentir, tu permiso para vivir... Sin tener que esperar a que nada externo a ti te dé permiso nunca más.

Por favor, no aceptes nada de lo que aquí digo como un hecho indiscutible, como algún tipo de verdad absoluta e incuestionable. No soy más que un pequeño pajarito que canta su propia melodía, que te ofrece estas palabras imperfectas pero sinceras. Escribo tan solo desde mi propia experiencia de alguien que ha sufrido y que ha encontrado un camino para salir del sufrimiento, de alguien que una vez quiso morir, insensibilizarse, ser puro y estar iluminado, pero que ahora se ha enamorado perdidamente de su propia humanidad imperfecta. Veo lo humano y lo espiritual como uno y lo mismo; para mí lo absoluto y lo relativo son dos amantes inseparables, y no creo que la iluminación sea ningún estado futuro sino lo que ya somos, la luz resplandeciente que emana de nuestro mismísimo corazón.

Hay muchas partes de este libro que ni siquiera recuerdo haber escrito; fluyeron libre y espontáneamente de un espacio profundamente calmo y silencioso en mi interior. En muchos sentidos, este libro se escribió a sí mismo mientras yo simplemente estaba ahí sentado, contemplándolo fascinado. Nunca me he visto a mí mismo como a un experto, como algún tipo de maestro infalible o de gurú espiritual. Sé que el verdadero maestro es el que llevamos en nuestros corazones, y que la verdadera autoridad es la vida misma, el momento presente que brilla intensamente más allá de toda ideología, anterior a cualquier religión humana o a cualquier sistema de pensamiento, anterior incluso a estas palabras.

Antes de estar triste o contento; antes de ser una persona de éxito o un fracasado; de ser bueno o malo; rico o pobre; espiritual o no espiritual; fuerte o débil; cristiano, budista o ateo, incluso antes de ser hombre o mujer, antes de todo eso, eres. Estás vivo. Estás despierto. Eres la vida misma, inseparable de la energía que hace crecer a las flores y que crea las galaxias. Eres consciencia. La mismísima consciencia que estaba presente en el Big Bang; así de esencial eres. Por lo tanto, la felicidad no es algo que puedas conseguir o que los demás te puedan aportar, sino tu derecho de nacimiento.

Espero que las palabras de este libro te inspiren, te hagan cuestionarte la existencia y te animen. Pero sobre todo, espero que te hagan recordar que estás vivo y que eres digno del mismo tipo de amor que se ocupa de mover las estrellas en el cielo.

JEFF FOSTER

Brighton (Inglaterra) octubre de 2015

Parte I

Reposa en la imperfección

pajarcillos-2

1

UN NUEVO DÍA

pajarcillos-2

A todos los afligidos, a los incomprendidos.
A todos vosotros, los inadaptados, los discriminados,
los bichos raros y los fracasados de este mundo.
A todos aquellos de los que se mofan, de los que se ríen,
a los que se ridiculiza y crucifica.
A vosotros, poetas desilusionados y locos visionarios.
A aquellos que ven cómo su mundo se cae a pedazos.
A aquellos que han buscado la Luz durante mucho tiempo pero aún se sienten tan alejados de ella.
A aquellos que han visto cómo sus inamovibles absolutos
se han disuelto en lo relativo.
A aquellos cuyos corazones están ardiendo.
A aquellos cuyos sueños se han derrumbado por completo.
A aquellos que lo han dado todo por la verdad.
A aquellos que han elegido el camino de la crucifixión en lugar del de la comodidad mundana.
A todos vosotros que estáis ahí fuera, en la oscuridad
os doy la bienvenida.

Hay tanta dignidad en todo por lo que estáis pasando...
La vida requiere de vosotros la más profunda confianza en vuestra propia experiencia.

No os alejéis.
Esta es vuestra invitación única.

Desde la perspectiva cósmica
no hay nada que haya ido mal.

Solo lo falso puede morir.

Desde la perspectiva del corazón
siempre es un nuevo día.

Tu belleza reside en tu voluntad de amanecer.

Camino a vuestro lado.
Sois mi familia perfectamente rota.

2

TU PERFECTA IMPERFECCIÓN

pajarcillos-2

Como ser humano eres perfectamente imperfecto, gloriosamente defectuoso, y tu historia quedará para siempre sin resolver. Nunca vas a alcanzar un estado de perfección en el tiempo, y es precisamente por eso por lo que eres tan adorable y tan humano. Son tus defectos los que te dan carácter, son tus rarezas las que te hacen único. Tus arrugas y tus cicatrices de guerra hablan de una vida que has vivido de forma intensa, de un mundo que has degustado plenamente, de una canción que has entonado con energía, de una larga carretera que has recorrido a fondo.

Y sin embargo, al mismo tiempo, más allá de tu historia personal, de tus relatos, de tus creencias, de tus recuerdos, tus planes y tus sueños sobre el pasado y el futuro, no eres más que la Consciencia misma, despierta y viva aquí y ahora, anterior a la identificación como un «yo» separado, como un buscador incompleto que ansía el regreso al hogar. Eres inseparable de la vasta Inteligencia que hace que los planetas giren sobre su eje, inseparable de lo que Yo Soy, y tus «defectos» humanos palidecen en comparación con tu perfección cósmica, con tu naturaleza inmortal y atemporal, con tu Rostro Original anterior incluso al Big Bang.

Eres profundamente imperfecto, y eso es precisamente lo que te hace tan perfecto.

3

POR QUÉ ERES HERMOSO

pajarcillos-2

Mírate en el espejo. Puede que al principio sientas desagrado, vergüenza o incluso repugnancia, porque así es como te enseñaron a sentir. Pero permítete acoger plenamente este tipo de sentimientos y date cuenta de que no son «tú», sino tan solo viejas energías en movimiento. Deja que pensamientos como «feo», «gordo», «malo» o «destrozado» aparezcan en tu mente y date cuenta de que son tan solo palabras y sonidos, antiguos, familiares. Deja que la mente siga con su parloteo, como si albergase muchos pájaros piando a la vez.

Para amarte a ti mismo has de amar también esa parte de ti que aún no ama o que aún no confía.

Ahora has de permitir que todas tus partes se reflejen.

Empieza a verte a ti mismo a través de los ojos de una madre amorosa para la que eres hermoso incluso si tienes granos, deformidades, sarpullido o manchas de nacimiento, incluso si te falta media cara o alguna extremidad. Tienes que verte a ti mismo con estos ojos más amplios, unos ojos de pura atención amorosa, unos ojos que no juzgan pero que, no obstante, también permiten todo juicio.

Hasta ahora tus ojos han sido demasiado pequeños. Fuiste educado por personas que no se amaban a sí mismas y te han transmitido su misma actitud.

Hasta hoy, en que te has mirado a ti mismo; ahora la medicina consiste en la atención desnuda y sin elección, en ser tan espacioso como un espejo en el que caben todos los pensamientos y sentimientos, pero sin confundirlos con la verdad. Tu belleza reside en tu predisposición para sentir y para ver más allá de toda etiqueta. Acoge la totalidad de la imagen que se presenta del mismo modo que lo hace el espejo: sin resistirte, sin esconderte, sin avergonzarte, sin tratar de adaptarte a ninguna idea de belleza o perfección de segunda mano. Desde este punto de vista tus imperfecciones son totalmente perfectas; las arrugas y las manchas de tu piel componen una obra de arte divina, fascinante, real y extraordinariamente humana.

Abre los ojos y ve. Y al ver, déjate ver tú también.

Eres hermoso, sin tener que cambiar absolutamente nada; tu hermosura no es algo que tengas que conseguir.

4

UN LÍO PERFECTAMENTE DIVINO

pajarcillos-2

Inclínate ante tu propia ineptitud. Arrodíllate en el altar de tus fracasos. Sonríele a tu torpeza. Hazte amigo de tu propia incompetencia. Ríete cuando tropieces y caigas. Todo esto no son más que olas preciosas y perfectas en la inefable inmensidad que tú eres.

La perfección es inalcanzable en el tiempo; únicamente es posible encontrarla en la presencia. La presencia de la imperfección es lo que te hace real y creíble, y eso es perfecto. Ya serás coherente y consistente cuando estés muerto. Hasta entonces, celebra esta identidad tuya tan absurda y tan bien conocida, tu maravillosa incapacidad para adaptarte o para encajar en alguna imagen que se tenga de ti.

No te provoques a ti mismo un aburridísimo coma espiritual. Aunque solo sea por una vez, atrévete a decir lo equivocado. Hay tanta libertad cuando te permites fastidiarlo todo, cuando eres amable con tus errores, cuando besas el suelo antes de levantarte, cuando adoras también la propia caída...

No dejes que tu espiritualidad entumezca tu humanidad, tu humildad, y, lo más importante, tu sentido del humor.

5

A VECES...

pajarcillos-2

...tienes que fracasar para lograr el éxito,
...tienes que perder para ganar,
...tienes que romperte para repararte,
...tienes que ser débil para ser fuerte,
...tienes que equivocarte para estar en lo cierto,
...tienes que desconectar para reconectar,
...tienes que dejar de intentar cambiar las cosas para cambiar las cosas,
...tienes que decir «sí» a decir «no»,
...tienes que dejar de buscar para encontrar de verdad,
...tienes que olvidar para recordar,
...tienes que ser un insensato para ser sabio,
...tienes que caer para volar,
...tienes que hundirte para elevarte,
...¡tienes que morir para vivir de verdad!

6

¡NUNCA VAS A ENCAJAR!

pajarcillos-2

Acéptalo. Nunca vas a encajar. ¡Y eso es algo maravilloso!

Y existe una muy buena razón por la cual no vas a encajar nunca, y es que es imposible encajar.

Los objetos encajan. Los bloques de cemento encajan en sus huecos. Los listones de madera encajan en los contenedores. Pero los seres humanos no pueden encajar, a menos que se hayan reducido a sí mismos a un bloque, a menos que se hayan entumecido ante la vida, ante la aventura, ante la posibilidad de transformación que siempre está presente.

Los humanos se relacionan. Los humanos sienten. Los humanos experimentan la vida de primera mano, entran en contacto con ella justo donde se está produciendo, tienen actitudes y perspectivas que siempre están cambiando, impulsos y deseos en constante transformación. Algo que está vivo y lleno de vitalidad no puede «encajar», independientemente del esfuerzo que pongan en conseguirlo. Justo ahí está la trampa –y la libertad.

¿El secreto? Todo el mundo intenta encajar pero nadie siente que lo consiga... ¡ni siquiera cuando parece que encajan! Encajar es imposible cuando te das cuenta de que estás vivo y de que, por lo tanto, careces de un yo constante, no tienes una forma fija, no hay ningún hueco con tu nombre en el que puedas encajarte.

Porque incluso si encajaras, incluso si finalmente te aceptasen en ese club al que tanto ansías pertenecer, ¿qué coste tendría esto para tu salud mental, para tu cordura, para tu paz, para tu despertar? ¿Tendrías que representar un papel determinado para encajar? ¿Tendrías que despojarte de toda esa preciosa vitalidad? ¿Tendrías que hacer que todos esos anhelos y todo ese ímpetu quedasen aletargados? ¿Comportarte? ¿Representar un papel? ¿Ser una persona muy buena, muy amable o muy «espiritual»? ¿Decir siempre lo correcto? ¿Esconder lo que sientes realmente? ¿Dejar de hacer preguntas? ¿Intentar ser algo que no eres? ¿Negar tu propio camino? ¿Dejar de explorar? ¿Abandonarte a ti mismo?

Amigo mío, ¿realmente es encajar lo que deseas? Si te aceptan, quieren y aprueban los demás por el papel que estás representando, por la persona que tan cuidadosamente has diseñado, por el «yo» que has estado manteniendo, ¿de verdad crees que eso te hará sentir satisfecho? Rodeado de un elenco de miles de personajes, representando un rol vacío y desprovisto de toda verdad, ¿no seguirás sintiéndote como un marginado, lejos de tu hogar? Si tuvieses una relación perfecta pero a costa de haber tenido que sacrificar tu libertad interior y silenciar tu hermosa voz, ¿no crees que volverías a anhelar liberarte de nuevo?

Lo cierto es que el hecho de que nunca hayas sentido que encajabas ha sido algo maravilloso, ingenioso, perfecto e inteligente. Significa que siempre has estado vivo y que, por lo tanto, has sido único e irremplazable, diseñado para resistirte a cualquier etiqueta, imposible de definir o de ser reducido a una categoría.

Parafraseando a Groucho Marx, nunca habrías querido pertenecer a un club que te tuviese a ti mismo como miembro.

Amigo mío, me encanta tu corazón rebelde.

7

SÉ LA LUZ

pajarcillos-2

Hay un amor que no puede morir. Hay una luz que no puede extinguirse, que el tiempo no puede tocar. Hay una intimidad tan fuerte y tan inmediata que nos pasamos la vida preguntándonos a dónde se ha ido.

No busques la alegría; deja que ella te encuentre a ti; deja que aparezca sigilosa e inesperadamente en tus momentos privados; deja que te encuentre en la profundidad de tu dolor y tu desesperación, en el seno del total agotamiento que te produce buscar en el tiempo.

Ama el lugar en el que te encuentras, ama el suelo que pisas, pues la alegría se dirige justo a este lugar, al terreno desde el que brotará tu nueva vida, incluso si ahora lo único que puedes percibir es tu propia incapacidad para esperar.

Mantente abierto a las posibilidades de la Gracia, pues esta se mueve siguiendo patrones misteriosos y jamás podrá ser capturada por alguien que lo intente.

8

¡CONFÍA EN LA VIDA!

pajarcillos-2

No juzgues tu dolor demasiado rápido ni con tanta severidad. Honrar la oscuridad interior no es lo mismo que «regodearse» en ella; cultivar una confianza profunda en la vida en todas las situaciones –también cuando hay niebla, cuando hay nieve, tormentas, rayos y truenos– no es lo mismo que la autoindulgencia o deleitarse en la autocompasión.

Por favor, no me malinterpretes; ¡tu sueño de una dicha espiritual sin fin es hermoso! ¡Me encanta tu anhelo de perfección! Tus fantasías sobre la iluminación espiritual son muy inteligentes. ¡Amas la luz! ¡Quieres brillar e inspirar a los demás!

Pero reserva un tiempo para reflexionar sobre eso a lo que ahora llamas imperfecciones. Encuentra un espacio en tu corazón para todos los aspectos de tu experiencia que no deseas, que no te gustan y rechazas. El indigente de la calle no es menos santo que el papa, no es menos digno de bondad. La caca de perro seca que te encuentras en la acera es una obra de arte en la misma medida que todas esas cosas relucientes que andas buscando. Hay tanta belleza en las deformidades, en los desperfectos; hay tanta creatividad en el inframundo, tanto poder en los momentos oscuros... Si nos negamos a sondear las profundidades, nos quedaremos con tan solo la mitad de la vida –sin importar lo «iluminados» que creamos estar–. Esto es algo que han entendido los artistas, los músicos, los poetas y los chamanes de toda época y toda cultura.

Amigo mío, contempla tu vida como si fuese una galería de arte, una exhibición de luz y de color en todas sus tonalidades. Abraza el espectro completo de tu experiencia, desde los grises más opacos hasta los más brillantes amarillos y azules, desde la luz del sol hasta las tormentas, desde lo sagrado hasta lo profano. Inclúyelo todo en tus oraciones, ilumínalo con la amorosa luz de tu presencia consciente. ¡Sé esa presencia consciente! ¡Dignifica toda manifestación!

Tal vez tu dolor esté aquí para recordarte la alegría que está a punto de estallar. Tal vez la contracción que sientes en el estómago solo es un indicio de que se va a producir una gloriosa expansión. Tal vez tu frustración tan solo quiere que la sientas. ¡Tal vez no haya ningún error en este momento! Tal vez el alivio que sentirás será infinitamente más dulce gracias al hecho de haber sufrido tan intensamente. Tal vez tu sufrimiento te está enseñando humildad, gratitud, quietud, comprensión, compasión hacia el dolor de los demás y confianza –una confianza inquebrantable en los extraños procesos de la vida.

No juzgues tan rápidamente tu tristeza, tu depresión, tu sensación de ser indigno, ni tampoco juzgues las aflicciones de los demás, pues en realidad no sabes qué es lo mejor para cada uno; no sabes más que la vida misma. Aquello que rechazas (en los demás o en ti mismo) podría en realidad ser la medicina que más necesitas, un maestro malinterpretado que te invita a amarte a ti mismo de una forma más profunda de lo que hubieses creído posible. ¡Podría tratarse del guardián del umbral, del protector de un reino olvidado!

Además, ¡qué gloria tan inmensa la de una vida completamente sentida!

Y a tus demonios diles tan solo: «¡Namasté!».

9

UN GURÚ INESPERADO

pajarcillos-2

Un «diagnóstico terminal» no es el fin de tu vida. Quizá sea el fin de la vida que esperabas tener, la vida que deseabas, que querías, que habías planificado o incluso la que te habían prometido. No es más que el derrumbe de tu caduco sueño sobre «tu vida». Tu historia ha dado un giro inesperado, eso es todo. Ahora vas por una senda no prevista, por un camino que aún está sin pisar.

Sin embargo, puede que esta conmoción inicial precipite el comienzo de una nueva vida: una más auténtica, más conectada, más honesta, más consciente; una vida llena de amor –sin que importe demasiado el «tiempo» que te quede, pues el viaje a la Presencia está más allá del tiempo–. Quizá se te ha ofrecido una oportunidad para recordarte a ti mismo, para enfocarte, para volver a respirar y para erradicar toda violencia innecesaria tanto en tus relaciones como en tu propio corazón. Has recibido una llamada para arrojar luz en esos acúmulos de sufrimiento a los que nunca antes prestaste atención. No cabe duda de que se trata de un despertar crudo y brusco, y posiblemente desees rebobinar la película de tu vida para dejarla tal y como era antes, o, al menos, avanzarla rápidamente hasta la escena futura en la que la enfermedad haya remitido y ya estés totalmente curado. Eso estaría bien, pero te perderías la gracia del viaje, los dones y los regalos que podrías encontrar por el camino.

No es tu vida la que se acaba sino tan solo un sueño.

La verdadera sanación es mucho más profunda que la simple eliminación de los síntomas, va mucho más allá incluso que la remisión o el crecimiento de los tumores, que la enfermedad y la muerte. Se trata del descubrimiento de lo que realmente eres, con o sin cáncer, con o sin infección, con o sin intervención quirúrgica. Es el recuerdo del amor, de la conexión, de la serenidad que subyace en el corazón de todas las cosas; el terreno y la base desde los que respiras.

No eres ni jamás serás una víctima, una estadística. Ni tan siquiera un superviviente. Ninguna historia puede definirte –ni buena ni mala–. Tú eres la vida misma, más allá de toda descripción, perfectamente despierta a sí misma en esta imperfecta forma humana, y la presencia o ausencia de los síntomas no es excusa para olvidar tu invitación: enseñar al mundo a vivir y a morir en paz.

10

LA SEGUNDA VISIÓN

pajarcillos-2

Todo lo que estás viendo ahora
ya lo has visto antes
con los ojos del amor.

En esta segunda visión,
no juzgues.

Porque aquí no sabes
qué o quién necesita tu ayuda.

Ni tampoco qué es lo que
ha llegado para ayudarte a ti.

Asume que hay sabiduría en toda devastación
y un gran poder de iluminación en toda herida.

Todos los sentimientos que rechazas
podrían contener una valiosa medicina.

Tu dulzura con ellos es la única respuesta.

11

UN «SÍ» A LA VIDA MÁS ALLÁ DE TODA ETIQUETA

pajarcillos-2

Tu dolor, tu tristeza, tu búsqueda desesperada... Todo es energía, tan solo energía. A veces suave, a veces feroz, a veces incluso volcánica, pero siempre energía en cualquier caso.

Pon a un lado todas esas palabras y conceptos de segunda mano –miedo, ira, depresión, soledad...– y conecta con lo que está vivo en tu cuerpo sin necesidad de palabras. No ayer, no mañana, sino ahora.

Siente la «tristeza» antes de darle ese nombre; siente la presión en el pecho, la tensión en la garganta. Siente el «enfado» antes de definirlo; siente esa quemazón en el vientre, el palpitar de tu corazón apasionado. Siente el latir y el impulso de la vida, su intensidad y su vibración. Haz espacio para cualquier sensación corporal, para la pura energía, para su potencia y su electricidad, para su sonido y su furia; es la vida, solo la vida, siempre la vida. No juzgues la energía ni trates de evitarla o de ignorarla, porque en ese caso te divides a ti mismo en un «yo bueno» y un «yo malo», en un «yo enfermo» y un «yo sano», en un «yo espiritual» y un «yo ignorante», y así es como comienza la guerra. Ve más allá de toda esa historia del «yo» y honra aquello que está vivo en tu cuerpo, aquí y ahora, incluso aunque sea intenso, incómodo o simplemente demasiado desconocido como para darle un nombre. Date permiso para poner toda tu atención en tus sensaciones corporales. Deja que la atención se deposite en el momento.

Es la no resistencia a la vida, la entrega total y absoluta al momento vivo, sin importar cuánto se desvíe este de tu imagen «perfecta». Ese es el comienzo de la verdadera sanación.

Divórciate del sueño y cásate con la realidad.

12

SÉ TAL Y COMO ERES

pajarcillos-2

No trates de confiar; simplemente confía en que en este momento no puedes confiar o no sabes cómo hacerlo.

No fuerces la gratitud; tan solo siéntete agradecido de no ser agradecido, ama el hecho de que la exigencia de gratitud es ­innecesaria.

Ama tu incapacidad para amar plenamente, acepta tu falta de aceptación, entrégate a tu absoluto fracaso en el día de hoy para entregarte.

Esto es libertad, justo donde estás –libertad para no sentirte libre, para saborear la vida plenamente justo en el punto en el que se origina, para ser exactamente lo que eres, sin importar el qué.

Dile a lo que sea que surja, sin importar lo indeseable, lo decepcionante o lo efímero que sea: «¡No eres sino la vida misma! ¡Me inclino ante ti!».

13

UN ENREDO AL QUE SE PUEDA ABRAZAR

pajarcillos-2

Amigo mío, eres un absoluto enredo, y no tienes remedio.

El tiempo de encontrar soluciones ya pasó. No obstante, mantente cerca. Respira. Esto no es el fin. Olvida todas tus ideas sobre el futuro; ahora mismo no hay tiempo para ningún futuro.

Eres un enredo al que se puede abrazar, una confusión sagrada en su esencia misma. Siempre estuviste demasiado vivo, siempre fuiste demasiado inquisitivo, naciste con un corazón completamente abierto a la vida. Intentaron cerrarlo, pero nunca lo consiguieron.

Nunca ibas a encajar. No ibas a conformarte con lo dado. Jamás podrías haberte reducido tanto como para ajustar en sus ideales de «perfección». Tu corazón siempre resultó demasiado grande para sus pensamientos y sus sentimientos perfectos, para su forma «correcta» de ser, para la danza que te obligaron a bailar.

Ahora, deja que todo te inunde. Ríndete. Abandona. Desmorónate. Rómpete. Permite que todos esos viejos sueños tuyos se deslicen hacia una muerte hermosa. Deja que todos esos fragmentos perdidos encuentren la seguridad de tu amoroso abrazo.

Y en la caída, encuéntrate a ti mismo.

Y en tu ruptura, respira.

Ahora, todas las criaturas de todos los reinos olvidados se inclinan ante ti.

Eres su salvador. Su amor.

14

CÓMO FRACASAR CON HERMOSURA

pajarcillos-2

En ocasiones, incluso con la mejor de las intenciones y con un gran esfuerzo, tu vida no resulta como habías esperado, como habías planeado o soñado.

Se te rompe el corazón. Tu mente no hace más que dar vueltas y vueltas aturdida y confusa. Te desmoronas abatido, desesperado, y ese sentimiento antiguo de temor vuelve a visitarte, un sentimiento familiar de abandono cósmico. Tienes una sensación cruda e inquietante de hundimiento en las entrañas, una opresión en la garganta, una tensión en la cabeza. «La he fastidiado», te dices.

En medio de tu dolor, te sientes tentado a darle la espalda al mundo –o a ti mismo–, a culpabilizar a alguna otra persona, a atacar a alguien, a buscar venganza, a pedir una retribución. O a hostigarte con comportamientos adictivos: «Rápido, hay que entumecer el dolor. Bebe algo. Come algo. Compra algo. Intenta no sentir nada».

Y cuando adoptas ese comportamiento, te pones a ti mismo la etiqueta de «malo», «equivocado» o «destrozado». Te consideras «un fracasado», o «un completo idiota», palabras que aprendiste de joven. Y después tu mente se lanza a darle vueltas al futuro, imaginando no únicamente un día de fracaso –este– sino un fracaso continuo que durará años y años. Una vida de fracaso que tan solo terminará con la muerte.

Has abandonado el momento presente y te has visto impelido a una narrativa dualista basada en el pasado y el futuro, el éxito y el fracaso, lo que está bien y lo que está mal, lo bueno y lo malo.

Pero aquí está también la invitación: baja tu ritmo. Ve despacio. Sé curioso.

Deja que una atención abierta y curiosa se deposite suavemente en el momento presente. ¿Podrías permitirte sentirte fascinado con esta sensación de fracaso que tienes ahora mismo? ¿Cómo sabes que esto es fracaso? ¿En qué parte del cuerpo lo sientes? Regresa a la sensación cruda y frágil, al dolor visceral que está vivo ahora mismo en tu interior. Vuelve a la náusea, a la pesadez, a la presión, a la sensación de hundimiento. Tan solo por un momento, no trates de escapar. No trates de insensibilizarte a los movimientos de la vida. Sé curioso con las sensaciones. Dales espacio, deja que bailen, que se muevan. No desvíes la atención de ellas; lo único que desean es tu amorosa atención, ahora mismo.

De repente ya estás abandonando la pesada carga que supone esa historia del «yo y mi fracaso». Te estás exponiendo a la vida, conectando contigo mismo en un momento en el que necesitas más que nunca tu propia ternura y comprensión.

Y, de entre los escombros de las expectativas destrozadas, tal vez empiece a brotar una vida nueva y diferente.

Puede que ahora te encuentres débil y tembloroso, destrozado; puede que notes que tu corazón está muy sensible y delicado; puede que tus certezas se hayan desplomado y ahora ya no sean más que polvo. Pero estás vivo, sientes, y ahora estás dispuesto a sentir lo que sea que tengas que sentir. Y quizá tu mayor fracaso se convierta en tu comienzo más importante, en el momento en el que aprendiste más que nunca sobre ti mismo, en la escena de la película en la que descubriste la humildad, el coraje y un amor por ti mismo absolutamente radical.

Quédate cerca, no te alejes. No puedes fallar.

Parte II

Reposa en el no saber

pajarcillos-2

15

DETENTE

pajarcillos-2

Sean cuales sean las circunstancias actuales de tu vida, detente. Tan solo un momento.

Pon la atención en el aquí y el ahora. Deja que este momento pase a ser fascinante. Suavemente, comienza a darte cuenta de lo que está sucediendo realmente en el lugar en el que te encuentras. Abandona tus conclusiones sobre la vida, tus recuerdos del pasado, tus sueños sobre el futuro, y empieza a notar las sensaciones, los sentimientos, los pensamientos que están presentes, justo aquí, justo ahora. Permite que tu experiencia presente –las visiones, los sonidos y los olores– sea la más curiosa y fascinante danza de todo el universo; contempla el mundo, tócalo, óyelo, saboréalo como si se tratase de la primera vez. Este es tu Jardín del Edén, tu caótico, intenso, dichoso y desgarrador Jardín del Edén. Y por fin has despertado a él.

Deja de tratar de resolverlo todo. Abandona. Ríndete. Entrégalo todo al abrazo del momento. Cae en el no saber...

16

UN PAJARILLO INESPERADO

pajarcillos-2

A veces, te sorprendes a ti mismo paseando por un camino familiar una mañana de primavera lleno de preguntas que te queman por dentro, preguntas que parecen exigir respuestas inmediatas.

¿Qué hacer con este precioso regalo que es la vida? ¿A dónde dirigirse? ¿Qué decir a continuación? ¿Qué elección tomar o no tomar? ¿A qué voz hacer caso? ¿Cómo lograr que todo esté bien, que todo esté en orden? ¿Cómo evitar que todo se desmorone?

Y, de pronto, las preguntas no se sostienen y estallan en un millón de silencios porque un pajarillo se ha posado en el sendero, muy cerca de ti, en el aquí y ahora, no en el ahí y entonces en el que estabas buscando las respuestas. Vuestras miradas se cruzan, y en ese preciso instante sabes que todo está bien en el universo. Las preguntas se responderán o no y las soluciones aparecerán o no en el momento perfecto, porque ahora estarás disponible para ellas, al igual que ahora estás disponible para este diminuto e inesperado pajarillo.

Puede que hoy no sea el día de las respuestas y de las certezas inamovibles, pero es el día del canto de los pájaros y de estar junto a tus preguntas mientras pasean contigo por un camino que conoces bien en una mañana de primavera.

17

LA COREOGRAFÍA PERFECTA

pajarcillos-2

La mente tan solo puede tratar de adivinar el futuro. Estate dispuesto a no saber, a tropezar de vez en cuando, a inclinarte reverencialmente ante lo desconocido.

Deja de pensar qué vas a hacer y cómo te vas a desenvolver en la vida, siempre intentando resolver los problemas en lugar de dejarte llevar. La vida es para vivirla, no para analizarla hasta la saciedad.

Siente todas esas energías que quieren que las sientas, esas energías que han estado esperando durante mucho tiempo tu abrazo y tu cálida atención. Deja que toda la vida se mueva a través de ti, las alegrías al igual que las tristezas, el hastío al igual que la felicidad.

Permite que las preguntas emerjan, no intentes aniquilarlas con respuestas prematuras y precipitadas. Ahora, las preguntas son tus amigos íntimos, pero las respuestas son extraños totales.

En la calidez del amor del sol, las flores se abren en el momento justo, nunca un momento antes.

Deja que la calidez de la consciencia ilumine esas partes de ti mismo que están luchando por vivir.

Contempla la coreografía perfecta. Ahora.

18

INDECISIÓN

pajarcillos-2

Amigo, por favor,
no trates de decidirte ahora.
No cierres las puertas de tu corazón a ninguna posibilidad.
Honra este lugar, el lugar del no saber.

Inclínate ante este hirviente caos de creatividad.
Ve más despacio. Respira.
Sumérgete en el asombro.
Entabla amistad con el mismísimo lugar en el que te encuentras.
Toda decisión se tomará por sí misma a su debido tiempo.
Toda elección aparecerá cuando hayan caído tus defensas.
Las respuestas surgirán solo cuando estén listas,
cuando las preguntas se hayan honrado y amado completamente.

No etiquetes este lugar como «indecisión».
Es algo mucho más vivo que eso.
Es el terreno en el que crecen las posibilidades.
Es un lugar en el que la incertidumbre es sagrada.
Hay mucha valentía en no alejarse.
Hay fortaleza en el no saber.
Hay poder en la duda.

Amigo mío, recuerda, por favor,
que simplemente no hay ninguna opción en este momento.
Tan solo respirar, y respirar de nuevo,
y confiar en esta Inteligencia que está más allá de la mente.

Alguna decisión brotará, pero, por el momento,

limítate a regar la tierra.

19

ESTE MOMENTO, AMIGO MÍO,
ESTE MOMENTO

pajarcillos-2

Amigo, sé que a veces parece como si todo se estuviera viniendo abajo, e incluso las más hermosas palabras espirituales parecen no tener sentido y no ser más que estupideces y cursilerías de la New Age. Perdemos todo aquello que creíamos que nos definía o que nos hacía felices –todo lo que parecía importarnos– y creemos que jamás vamos a recuperarlo. Nos sumimos en una total desesperación, en la decepción, en la desilusión. Sentimos que es «el fin», sin posibilidad alguna de recuperación.

todas y cada una de las ideas