Fritjof Capra. El Tao de la Física. Una exploración de los paralelismos entre la física moderna y el misticismo orienta. Editorial Sirio S.A. Málaga, 2007, 9ª edición.
Daisaku Ikeda. Treasures of Heart (Tesoros del Corazón) Parábola de la Cítara http://www.sgi.org/es/presidente-de-la-sgi/obra-escrita-del-presidente-de-la-sgi/citara.html
Matthieu Ricard y Trinh Xuan Thuan. El Infinito en la palma de la mano; del Big Bang al Despertar. Ediciones Urano. Barcelona, 2001
Ken Wilber. La pura Conciencia de Ser. Editorial Kairos, 2006
Platón. Fedón o Sobre el Alma
Stefano Autieri. Meditación. Cómo entrar en contacto con el yo para alcanzar la armonía Tikal Ediciones. Madrid
Tres iniciados. El Kybalion. Filosofía Hermética del antiguo Egipto y Grecia. Editorial Kier. Buenos Aires, 2000
Antonio Gamaza Krell
Título original: Despierta del sueño y... ¡recuerda quién eres!
Primera edición: Septiembre 2015
© 2015 Editorial Kolima, Madrid
www.editorialkolima.com
Autor: Antonio Gamaza Krell
Maquetación de cubierta: Patricia Fuentes
Dirección editorial: Marta Prieto Asirón
Maquetación: Carolina Hernández Alarcón
Ilustración de portada: Belén Conthe y Ana Troya
Ilustración interior: Grabado Melancolía I de Alberto Durero
ISBN: 978-84-163642-9-9
Impreso en España
No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de propiedad intelectual.
Todas aquellas personas que hayan experimentado el impacto de la auténtica transformación tienen, en mi opinión, el imperativo moral de gritar del modo que sea porque, en cualquiera de los casos, la autenticidad impone la exigencia y la obligación de acabar con la autocomplacencia y sacudir, con las mejores armas
de que uno disponga, el árbol del espíritu…
No quieres molestar a los demás porque no quieres perturbarte a ti mismo, y en tal caso, estás actuando de mala fe y transmitiendo el sabor de un mal infinito. Cualquier comprensión profunda impone una terrible carga. Quienes ven experimentan la obligación de transmitir. Es una gran carga muy pesada porque no deja lugar a la vacilación y la posibilidad de equivocarnos no proporciona ninguna excusa. No importa estar equivocados porque la verdad sólo podrá vencer las resistencias de este mundo cuando expresemos apasionadamente nuestra visión. Nuestra obligación consiste en alentar este descubrimiento y expresarlo con coraje. Cada uno debe gritar del modo en
que mejor sepa hacerlo.
¿Acaso estabas pensando en la posibilidad de susurrar en voz baja a la oreja del mundo sordo que te rodea?
Grita desde tu corazón lo que has visto y
hazlo lo más fuerte que puedas.
Ken Wilber, La Pura Conciencia de Ser
Esto es una llamada. Una más. De nuevo, la providencia te tiende la mano con una intención clara y contundente: hacerte recordar tu naturaleza esencial. Aquélla que resplandece aun bajo el espeso manto de tanta manipulación y condicionamientos sociales. Aquella luz que alimentaba tus sueños cuando eras un niño y no trazabas límites a tu infinito potencial. Las energías se confabulan en estos momentos más que nunca respondiendo a una demanda vibracional del planeta Tierra y de quienes lo habitan, buscando formas de expresión y canalización para transmitir esa luz que, como potentes rayos, ya está atravesando la densidad oscura de una invernación impuesta. Quizás era necesaria tal desarmonía para despertar. Quizás la dura capa exterior de la semilla necesitaba de tal zarandeo para eclosionar. Después de todo, el hijo pródigo no fue consciente de su inmensa bendición hasta que, tras haber malvivido extremamente, decidió regresar al lado de su padre y la riqueza familiar. Lo importante, en cualquier caso, es que todo proceso tiende a su reequilibrio restaurando la armonía y destapando la verdadera esencia que luce más allá de formas y divisiones.
Efectivamente, lo real permanece mientras lo aparente cambia. La vida nos lo muestra continuamente en una danza frenética en la que todo evoluciona. Todo se transforma en esta gran obra. Pero más allá de este espectáculo de luces y colores, es posible y finalmente inexorable, advertir un mismo patrón de comportamiento de toda forma. Un proceso único que sintetiza distintas apariencias y causa la ilusión de una separación. Ahí empieza el juego, que no es otro que el de advertir la unicidad en todo. ¿No es ésta acaso la ciencia de los místicos? Todo desemboca al final en el océano infinito. En la eterna gracia de una divinidad que siempre nos acompañó desde los orígenes insondables del Ser.
Para acercarnos en estas líneas a esa esencia perenne (que es cuanto nos permite la escritura), hemos rescatado dos conceptos filosóficos: la hipóstasis y la reminiscencia.
Hipóstasis es un concepto de origen griego que hace referencia precisamente a lo inmutable. A aquella «verdadera realidad» que está más allá de formas y manifestaciones. Es decir, a nuestra naturaleza real. También se utiliza el término en teología para designar la naturaleza única de un Dios que, sin embargo, se manifiesta en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. O bien, la unión de las dos naturalezas: la humana y divina, con Jesús como ejemplo de ello. Nosotros, no obstante, huimos de la teorización, sea teológica o de cualquier otra rama, refiriéndonos a la hipóstasis como a nuestra verdadera esencia, que podemos –y debemos– abordar de manera práctica.
Para ello, el segundo concepto es imprescindible: la reminiscencia, recordar por qué hay olvido. A Platón se le asocia, precisamente, con la teoría de la reminiscencia, con la que explica que conocer es recordar. El brillante filósofo enunciaba que la adquisición de algún conocimiento no era otra cosa que recordar lo que el alma ya sabía antes de encarnar y quedar encerrada en un cuerpo y en el mundo sensible.
Aunque la cosa va por ahí, el enfoque de este libro difiere bastante de estos contenidos. Hay paralelismos pero mi cometido no es sólo filosofar sino, sobre todo, enfocar la reminiscencia de forma pragmática y experimental, pues la base de este libro es la búsqueda de una experiencia corroborable y contundente. Nuestra reminiscencia, nuestro recordar, será tan efectivo como un abrazo a un ser querido que tras una larga ausencia, vuelve a nuestras vidas. Y entonces la alegría nos desbordará expresando su maravillosa naturaleza.
¿Estás listo para ello? Claro que sí. Después de todo, sino no estarías leyendo estas líneas.
Nada es casual…