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La teoría de la argumentación:
Una perspectiva pragmadialéctica

Frans H. van Eemeren

La teoría de
la argumentación:
Una perspectiva
pragmadialéctica

Traducción
Karina Wolf y Cristián Santibáñez

Del prólogo a la edición en español
Cristián Santibáñez

Palestra Editores
Lima — 2019

Prólogo a la edición en español

La teoría pragmadialéctica de la argumentación, no es un misterio, tiene seguidores y detractores en igual número y efervescencia. Entre sus seguidores, encontramos desde aquellos que siguen la teoría religiosamente, hasta aquellos que la aplican de forma más puntual y casual. Y entre sus detractores, encontramos desde aquellos que consideran que la teoría hace daño al entendimiento del fenómeno argumentativo (¡así lo he leído!), hasta aquellos que piensan que es una teoría que tiene ciertos elementos de beneficio. Ambas posturas, no obstante, solo son posibles si, en efecto, la teoría tiene una consistencia e impacto objetivo tal que es capaz de producir estas reacciones y posiciones.

Evidencia de su consistencia es, precisamente, este libro que hemos traducido, donde se reúnen todos los avances de la teoría, que van desde el temprano uso de la teoría estándar de los actos de habla y la creación de las reglas para una discusión crítica, pasando por el desarrollo en torno a los esquemas argumentativos, siguiéndole estudios de carácter empírico, para posteriormente insertar la dimensión retórica con la noción de maniobras estratégicas, hasta hoy con el estudio de la prácticas argumentativas en actividades argumentativas institucionalizadas de dominios tipos (como el jurídico, la argumentación médica, las negociaciones, etc.). Este libro reúne todo este itinerario, disponiéndolo de forma muy clara, fluida y de fácil comprensión, quizás buscando, nuevamente, asegurar a sus seguidores, y quizás convencer a sus detractores.

Este libro, además, se escribe mirando y atendiendo al este asiático. Como el propio van Eemeren lo atestigua, nace, entre otras razones, por la conversación que tuvo con un colega proveniente de oriente, que ya no es lejano. Esto no es trivial. Este dato da cuenta del alcance de la teoría, el interés que despierta.

En español, este libro se suma a un trabajo sistemático de diferentes académicos por contar con la teoría traducida. Como sabrá el lector, ya se han publicado varios de sus títulos más importantes. Con esta entrega, de la mano de Palestra Editores, accedemos al esfuerzo de su creador principal por poner en solo una narrativa el cómo se debe leer el viaje pragmadialéctico, pero además, y sobre todo, qué podríamos hacer para aportar en su crecimiento, qué cuidados y resguardos tomar, cuál sería el futuro de la investigación. Incluso con cierto riesgo de acrecentar críticos acérrimos, nos dice qué es la teoría de la argumentación, cómo se distingue de otras actividades parientes (el análisis del discurso, la psicología del razonamiento, el análisis lógico de los argumentos). Pero esto debe verse como una invitación, antes que una prescripción. Todo dependerá, como siempre es el caso, de las voluntades e intereses de los académicos trabajando en el área.

DE ESTA TRADUCCIÓN

Frans van Eemeren ha escrito este libro de una forma muy escolar, esto es, cada párrafo avanza repitiendo los puntos centrales del párrafo anterior para ir introduciendo las nuevas ideas. De modo que hemos tenido que lidiar con una forma de escritura a veces muy circular. Seguro el lector lo notará.

También hemos tenido que tomar una serie de decisiones estilísticas, otras conceptuales y también terminológicas. Por ejemplo, el autor utilizó en casi la totalidad de los casos la expresión resolving a difference of opinion on the merits, que literalmente puede ser traducida como “resolver una diferencia de opinión en/sobre/ el mérito”, lo que en español el añadido “en el mérito”, siempre atendiendo el marco de la teoría de la pragmadialéctica, significaría algo como “de acuerdo con lo que se discute y con ajuste a reglas”, las reglas de la pragmadialéctica claro, lo que obviamente es redundante. Por tal razón, lo hemos eliminado, y no se pierde absolutamente nada del original. Del mismo modo, cada vez que utilizó el concepto soundness, lo hemos traducido como “validez”, dado los contextos de uso, ya que posibilidades como “robustez”, “solvencia” u otros similares, no tenían coherencia con lo que estaba bajo discusión.

En algunas partes el autor utilizó la expresión stock issues, lo que tiene un significado muy específico en la tradición de la actividad de debate. Allí la expresión hace alusión a una división, que la teoría del debate ha distinguido, entre cinco componentes lógicos que tendría la posición afirmativa para defender el caso (significancia, topicalidad, daño, límites, solvencia), expresión que hemos traducido aquí simplemente como “conjunto de temas lógicos”, pues no estamos seguros de si el autor tiene en mente todos estos elementos cuando usa la expresión.

Van Eemeren hace referencia, y uso, de la noción teórica de dialectical tier, propuesta en su minuto por Ralph Johnson. Hasta el momento desconocemos si ha habido una traducción técnica bien fundamentada del concepto de Johnson, por lo que nos hemos decantado por una traducción simple y directa: “nivel dialéctico”. Invitamos a los lectores a leer el libro de Johnson Manifest Rationality para hacerse una idea más particular de la noción.

Entre las fuentes para sacar ejemplos para dar cuenta de los análisis, van Eemeren utiliza un par de novelas. Hemos dado los títulos en español de tales novelas, pues ya existen sus traducciones oficiales. En el mismo sentido, cuando da el ejemplo con el juego Scrabble, hemos consistentemente referido toda esa parte como un caso en el lenguaje español y no de inglés como el autor originalmente lo expresó (su lengua materna es el holandés).

PARTICULARIDADES DE LOS ACENTOS

Frente a la claridad en la exposición del itinerario teórico, analítico y empírico de la visión pragmadialéctica sobre el fenómeno argumentativo, se observan una serie de énfasis, o ideas, que se dan por sentadas y que no se desarrollan del todo, o su justificación queda pendiente. Asimismo, muchos puntos de partida del ángulo pragmadialéctico nacen de distinciones de antaño que ya han sido superadas, relativizadas, complementadas, o que ya no tienen importancia.

Ejemplo de lo que sostengo son los siguientes puntos. Al comienzo del libro el autor sostiene que la mejor forma de testear hipótesis es utilizando métodos cuantitativos. Esto es simplemente del siglo pasado. Hoy investigaciones, experimentos, estudios, van desde el uso de encuestas (cuyo análisis procede con métodos estadísticos), hasta la grabación de interacciones naturales que después se analizan con métodos variados, pasando por el estudio léxico-métricos (que es una combinación cuantitativa-cualitativa), y análisis etnográficos de última generación. Habrá que ver qué tipo de aproximación metodológica calza mejor con un objetivo en relación con el tipo de fenómeno específico bajo observación del dominio amplio de la argumentación.

Cuando describe la noción de maniobra estratégica, el autor supone la libre elección (por ejemplo, de los mecanismos —estilísticos retóricos— de presentación), pero luego, cuando describe los tipos de actividades argumentativas (como el dominio institucionalizado del discurso y la acción jurídica) señala que hay constreñimientos, lo que debiera insertarse más decididamente en la descripción inicial del concepto mismo, que es, a final de cuentas, contexto dependiente. De hecho, ciertas maniobras estratégicas, incluyendo el tópico potencial, es materia de obligación; piénsese en la práctica del discurso de justificación/argumentación científica.

Hay cosas inexplicadas que, probablemente, en las publicaciones específicas que alimentan a este libro están debidamente desarrolladas. Un ejemplo de esto es la idea de predicamento europeo cuando se ejemplifica con el discurso político parlamentario. Es ciertamente intuitivo que un político de, digamos, los Países Bajos cuando participa en el parlamento europeo defenderá sus intereses nacionales, pero teniendo el cuidado, al mismo tiempo, de preservar el interés de la comunidad europea en general. Pero que ello se convierta en un principio de actuación política deberá explicarse mejor. Y si es el caso, está claro que la idea de maniobra estratégica se define contextualmente. Si es una precondición institucionalizada, aunque sea a nivel tácito, entonces quizás sea bueno profundizar en ella.

Este último problema quizás tenga que ver con que todos los ejemplos que utiliza el autor están, pensarán los pragmadialécticos, fuera de crítica y son correctos para el caso puntual, pues ya habrán funcionado en las publicaciones anteriores. Puede ser el caso, pero sin embargo el nivel de repetición de este libro, en aras de una gran claridad, es excesivo. No hay ningún ejemplo analítico original en este libro.

Y esto último se repite cuando se describe el aporte de algunas teorías del campo y/o se habla de dos grandes precursores: Perelman y Toulmin. Primero, son introducidos de forma tan somera, que el aporte se desperfila; y en segundo término, se les critica, por ejemplo, que no aportaron a nivel empírico. Al menos en el caso de Toulmin, que fue más bien un filósofo de la ciencia, obviamente estaba fuera de su interés proceder con estudios de carácter empírico. Alguna vez señaló el británico retrospectivamente que él nunca pensó en una teoría de la argumentación cuando propuso un modelo para analizar los argumentos en Los usos de la argumentación, ya que su foco estaba puesto en el modo que las ciencias del comportamiento estructuran su pretensiones de conocimiento.

HACIA EL FUTURO

Que se le puedan hacer estas y otras críticas a este libro parte del hecho, como se indicó al comienzo de este prólogo, de un innegable impacto de la teoría pragmadialéctica de la argumentación sobre la forma en que reflexionamos sobre este fenómeno humano. Y, mirando hacia el futuro, quizás sea necesario apoyar la teoría abriéndola hacia dimensiones del hacer humanista y científico en los que, pareciera, aún no ha incursionado. Renovando el alcance de sus estudios empíricos, tanto en objetos (qué estudiar del fenómeno argumentativo) como en metodologías. Por ejemplo, acercarse definitivamente al dominio cognitivo, dejándose llevar por el uso de técnicas como el eye tracker, la simulación, el estudio etnográfico, etc. O, definitivamente, entrar a la disputada área de la educación. De que hay espacios para que la teoría crezca, los hay.

Agradecemos una vez más a Frans van Eemeren por su espíritu de trabajo, disposición y por ser uno de los grandes promotores de este dominio de búsqueda y explicación de lo que hace del humano un ser tan especial. Este libro es, nuevamente, una nueva demostración de aquello.

CRISTIÁN SANTIBÁÑEZ

Universidad Católica de la Santísima de Concepción

Concepción, Chile, marzo de 2019

En memoria y con amor a
Paul Blom (1943-2013)

Prefacio

La teoría de la argumentación es una disciplina que está prosperando, con colecciones de libros, revistas académicas y grandes conferencias generales y mundiales y otras más pequeñas y concentradas, simposios y coloquios de investigación. También existe un manual comprensivo sobre la teoría de la argumentación (Handbook of Argumentation Theory), el cual entrega una perspectiva general actualizada sobre los diversos enfoques teóricos de la argumentación que han contribuido a los avances actuales. Sin embargo, resulta más difícil encontrar una introducción breve sobre la teorización que se efectúa en la disciplina, por lo que este libro se escribe con la intención de responder a este vacío.

Una motivación extra que tengo para escribir este libro es que tampoco existe una introducción a la teoría de la pragmadialéctica; el enfoque teórico de la argumentación que he ayudado a crear desde la década de 1970. Las ideas desarrolladas en los distintos componentes del marco teórico de esta teoría han sido explicadas por separado en distintas monografías, pero no es fácil obtener una perspectiva general de cómo se interrelacionan. Es por esto que decidí intentar combinar el logro de ambas demandas al escribir una introducción a la teoría de la argumentación donde la disciplina es vista desde una perspectiva pragmadialéctica.

Teoría de la argumentación: una perspectiva pragmadialéctica entrega una introducción general a la teoría de la argumentación, pero explica la teorización sobre la argumentación de una manera pragmadialéctica. Esto significa que se pone gran énfasis tanto en la dimensión pragmática de la argumentación, en tanto actividad verbal con objetivos definidos, como en su dimensión dialéctica, en tanto intercambio crítico que tiene como fin resolver una diferencia de opinión. Una ventaja de elegir este enfoque es que, de este modo, puede presentarse una perspectiva general clara y coherente con respecto a lo que la teoría de la argumentación implica. Otra ventaja es que me da la oportunidad de explicar sistemáticamente en este complemento a Argumentación: Análisis y Evaluación, el libro práctico que escribí junto a Francisca Snoeck Henkemans, las conexiones entre los diversos componentes de la teoría pragmadialéctica.

La idea de escribir este panorama general se basa, en primer lugar, en la estimulante discusión que tuve con Wu Peng. Recibí apoyo adicional con respecto a mi plan para el libro en los intercambios que tuve con Bart Garssen, Ton van Haaften, Francisca Snoeck Henkemans y David Zarefsky. Agradezco muchísimo a estos amigos y colegas por sus útiles consejos. Además, quiero agradecerle a aquellos amigos, colegas y estudiantes que estuvieron dispuestos a leer los borradores de varios capítulos de este libro y ofrecerme sus comentarios constructivos. Junto a los estudiosos de la argumentación que acabo de mencionar, se encuentran Corina Andone, Henrike Jansen, Alfonso Lomeli Hernández, Vahid Niamadpour, Eric de Marez Oyens, Agnes van Rees, Sandra Valencia, Yu Shiyang y Zhang Chuanrui.

FRANS H. VAN EEMEREN

Ámsterdam, 7 de abril de 2018