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Sobre este libro

Manual de emergencia para agentes de cambio educativo es un libro para transformar las organizaciones educativas desde un enfoque participativo y centrado en la transformación de la cultura educativa para generar un verdadero cambio sostenible y de impacto. Si lo tienes en tus manos, es porque ya estás de este lado; ábrelo y camina con el autor hacia nuevos paradigmas que apenas estamos intuyendo, explorando, inventando y construyendo.

Índice

Sobre este libro

Créditos

Ediciones Granica

Agradecimientos

Introducción

1. El impacto del meteorito digital en el planeta educativo

La extinción de los dinosaurios educativos

De la Enciclopedia Británica a Wikipedia

Acostarse en un mundo educativo y levantarse en otro

La Educación 2.0 no es tecnología, es un cambio de mentalidad y cultura educativa

Mutantes millennials: alumnos digitales en entornos de aprendizaje analógicos

Luces y sombras de la Generación Y

Educando a alumnos millennials

Un mundo postmeteorito con nuevas reglas

Seis competencias laborales que marcan la diferencia entre el siglo XX y el siglo XXI

2. La educación y los docentes después del meteorito

Decálogo del aprendizaje postdigital

Profesores emocionantes y entornos de aprendizaje estimulantes: ¿qué marca la diferencia?

Los nuevos roles del profesor: hacker, DJ, coach y Community Manager

Los tres retos que todo docente tendrá que enfrentar en los próximos años

Coaching educativo para mejorar la colaboración con tus alumnos

1. Relación

2. Motivación

3. Participación

4. Estructura

5. Retroalimentación

Los 10 mandamientos del profesor coach

3. Cambio e innovación educativa

Innovación educativa vs. Simulacro

Actitudes ante el cambio educativo

El meme de la educación tradicional

Cómo cultivar el talento docente en las organizaciones educativas

Liderazgo educativo vs. Gestión educativa

Claves para generar un cambio de cultura educativa sostenible y de impacto en tu organización

PostEducación: la educación después de la educación tradicional

Bibliografía

Acerca del autor

Créditos

Título: Manual de emergencia para agentes de cambio educativo

Autor: González García, Raúl, México

Número de identificación tributaria o de ciudadanía : GOGR761013

ISBN Obra Independiente: 978-607-00-9326-5

Materia: Administración escolar, Administración de actividades académicas, Ensayo

Ciudad de Edición: Miguel Hidalgo

Departamento, Estado o Provincia: Ciudad de México, DF

Fecha de aparición: 2015-09-21

Derechos reservados

© 2015, Raúl González García

Conversión a EPub: Daniel Maldonado

Reservados todos los derechos, incluso el de reproducción en todo o en parte, en cualquier forma

Ediciones Granica

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Raúl González García

 

Manual de emergencia para agentes de cambio educativo

 

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Buenos Aires – México – Santiago – Montevideo

 

 

 

Este libro está dedicado a mi hijo Diego, el más importante de todos los motivos que tengo para transformar la educación urgentemente.

Agradecimientos

Quiero dar las gracias a mis padres, Pilar y Antonio, y a mi hermano Juan Antonio, por su amor y su apoyo incondicional en todos mis proyectos. Nunca podré agradeceros suficientemente lo que habéis hecho por mí. A mi esposa Nena por compartir su vida conmigo y por su necesario apoyo durante el proceso de escritura, y a su familia por hacerme sentir siempre como en casa.

A mi socio José Antonio Pérez Robleda, por haberme dado el apoyo y el impulso necesarios para desarrollar este libro, que es en gran medida fruto de muchas horas de conversaciones con él y de nuestro trabajo conjunto con todo tipo de organizaciones educativas.

A Leif Wreder y Gunn Green, porque me enseñaron con su ejemplo todo lo importante que sé sobre coaching y sobre cómo colaborar con otras personas a partir de la confianza, la responsabilidad y el compromiso mutuo.

A mi amiga Érika Silva, por su amistad incondicional y por haberme enseñado a utilizar Internet de forma inteligente y profesional. La cercanía de su enorme talento y su capacidad visionaria han sido claves en mi desarrollo profesional con las redes sociales.

A José Luis Piñeiro, por haberme enseñado a ver las organizaciones y su desarrollo con otros ojos.

A las personas de las que aprendo en Twitter, como @cristobalcobo, @yoriento, @juandomin y, especialmente, a mi querida María Acaso.

A todos los profesionales del ámbito educativo con los que he trabajado los últimos años, especialmente a los que han asumido el rol de agentes de cambio. A mis alumnos, porque sin ellos nada de esto tendría sentido.

Introducción

Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

— Eduardo Galeano

La primera vez que di clase en mi vida fue para hacer una suplencia de unos meses con un grupo de alumnos de 15 años. Aquella fue, probablemente, la peor experiencia laboral que he tenido. Por más que lo intentaba, no conseguía tener al grupo enfocado. Casi todos los alumnos me parecían difusos e indisciplinados, cada clase suponía un enorme desgaste emocional y, aunque no soy una persona precisamente pasiva o fácil de asustar, llegué a sentir en ocasiones que mi dignidad y mi respeto estaban al límite de ser avasallados. Viví a menudo esa sensación de frustración que ha vivido todo profesor al ver a sus alumnos completamente desmotivados y sin interés en la materia a pesar de los intentos por adaptarse a ellos. Hice todos los esfuerzos que humanamente pude, pero muchos alumnos no reaccionaban más que para evitar las sanciones con las que les amenazaba cuando la situación ya se volvía insostenible. Y lo malo era que yo, supuestamente, me había formado para ser profesor. Me consolaba pensando que todavía no tenía experiencia, pero lo que más me preocupaba era que en ese colegio, que no era especialmente problemático, todos mis otros colegas profesores (muchos de ellos bastante experimentados) pasaban el día entero conversando sobre las enormes dificultades que encontraban en su trabajo diario con los alumnos. Escucharles no era nada esperanzador, antes bien me parecía que todos estaban quemados y con una visión muy pesimista de su profesión. La experiencia fue tan mala que juré a mí mismo que nunca más trabajaría con adolescentes ni como profesor.

La vida, por suerte, me llevó por otros caminos. En Suecia estudié sobre coaching, Desarrollo Organizacional y liderazgo, lo cual me permitió trabajar allí como coach y consultor en diferentes proyectos con todo tipo de organizaciones, desde PYMES a empresas muy grandes y conocidas, pasando por fundaciones y organizaciones públicas. Gracias a mi trabajo como coach y consultor en el ámbito empresarial aprendí muchas cosas útiles de los consultores sénior, de los nuevos modelos liderazgo y de las metodologías y herramientas que se usan en la práctica para generar cambios. Aprendí por ejemplo la importancia de los aspectos informales (como emociones y actitudes) para que equipos y organizaciones sean más efectivos. Aprendí herramientas de coaching para darle estructura y sentido al trabajo de un grupo. Aprendí a desarrollar nuevos modelos de liderazgo más participativos, abiertos y flexibles. Aprendí a generar participación e involucrar a la gente en la realización de un cambio organizacional, mediante metodologías participativas. Aprendí a comunicar de diferentes formas para que mis talleres fueran más efectivos. Aprendí muchas cosas que no se enseñan en la mayoría de facultades y cursos de pedagogía, pero que son fundamentales para la colaboración y el aprendizaje humanos en los tiempos actuales de complejidad y cambio permanente. Era feliz, porque por fin había encontrado un campo, el Desarrollo Organizacional, donde podía juntar mis diferentes intereses (filosofía, psicología, antropología, liderazgo, etc.) de una manera práctica.

Poco antes de mudarme a México, me llamaron del instituto donde había tenido aquella horrible experiencia como profesor. Tenían problemas para encontrar un suplente y me pedían que fuera a trabajar un par de días. Mi primera reacción fue negarme en rotundo. No quería saber nada de los jóvenes insoportables que habitan esos lugares llamados escuelas y universidades. El director insistió, me lo rogó de muchas formas. Los alumnos llevaban dos días sin esa asignatura y se trataba solo de no dejarles sin clase un par de días más. Finalmente me lo pidió como un favor personal, y no pude decirle que no. Me arrepentí nada más colgar el teléfono, pero al fin y al cabo se trataba solo de un par de días y luego volvería a mi realidad.

Aquella suplencia se convirtió en una de las mejores experiencias laborales de mi vida. Lo que iban a ser dos días, finalmente se convirtieron en tres, y luego en una semana, y después en un mes, y al final en tres meses. No continué porque tenía otros planes de vida lejos de allí, pero pocas veces he disfrutado tanto trabajando con un grupo (¡y yo disfruto mucho trabajando con grupos!) como con los dos grupos de quinceañeros a los que di clase aquella vez. Fue una completa sorpresa.

¿Cuál fue la diferencia entre la primera mala experiencia y la segunda buena experiencia? Para mí está muy claro: coaching, así como herramientas y técnicas procedentes de otras metodologías que se usan habitualmente en el Desarrollo Organizacional, y que fui sacando de mi mochila de consultor a medida que las iba necesitando, para incorporarlas a mi rol de profesor. Hay una frase de Maslow que lo explica muy bien: “Si tu única herramienta es un martillo, tiendes a tratar cada problema como si fuera un clavo”. El profesor de la primera suplencia solo tenía un martillo, y lo arreglaba todo a martillazos. El de la segunda, tenía una caja de herramientas mucho más variada, y podía utilizar diferentes herramientas dependiendo de las necesidades del momento, el contexto, los alumnos, etc.

Desde aquella vez, he intentado combinar mi trabajo como consultor con el de profesor siempre que puedo. Por eso he visto muchas veces con dolor cómo la educación sigue anclada en visiones, paradigmas y prácticas completamente obsoletas, que han sido ampliamente superadas ya en otras áreas. Por ejemplo, al regresar a la docencia me tocó presenciar muchos intentos infructuosos de renovar las prácticas docentes, introducir nuevas tecnologías o modificar la relación con los alumnos en algunas organizaciones con las que he trabajado, con escasos resultados por carecer de herramientas y modelos adecuados para realizar el cambio exitosamente. Eso me llevó a hablar de todo esto en mi blog Conektio, donde me he dedicado a escribir sobre coaching, liderazgo y Desarrollo Organizacional en el ámbito educativo durante los últimos tres años. El éxito de algunos posts del blog y el contacto con las inquietudes de lectores que me escriben desde todo los países hispanohablantes me dieron la idea de montar una consultora especializada en la transformación de organizaciones educativas. Por el camino encontré a mi socio, otro profesor apasionado del cambio, de la comunicación y de las TIC en educación, y también frustrado con la realidad educativa actual. Eso nos impulsó a dar juntos el paso. Desde entonces hemos disfrutado como locos importando herramientas, técnicas y metodologías de diferentes áreas para acompañar a profesores y organizaciones educativas en sus procesos de cambio. También hemos aprendido mucho de ellos, y hemos establecido un vínculo emocional muy fuerte con todas las personas de este sector comprometidas con el cambio educativo que demandan los tiempos.

Este libro es el resultado de todas esas experiencias: el blog, las redes sociales, las clases, el Desarrollo organizacional, el coaching y el contacto con profesores y líderes educativos de España, Suecia y México. Me siento muy afortunado y agradecido con la comunidad educativa por poder participar en este debate global, urgente y a la vez emocionante sobre cómo transformarnos.