Agradecimientos

No tengo espacio suficiente en el que poder agradecer a tantos familiares y amigos la ayuda que me han brindado en estos últimos años para terminar este trabajo doctoral.

Una tesis representa un esfuerzo muy grande para quien lo lleva a buen puerto, pero es también el resultado de muchos factores adicionales.

Quiero dar las gracias en primer lugar a mis padres, a mi madre Violeta Cuño (1943-2008), fallecida hace ya siete años y que sigue guiando mis pasos desde el más allá, y a mi padre, David Saban (1942), quien desde la lejanía geográfica de la Argentina siempre está allí acompañándome en el camino de la vida. Un recuerdo muy afectuoso a mis dos queridas hermanas, Roxana Rebeca y Lis Judith, a quienes siempre recuerdo con todo mi corazón.

A mi esposa, Jacqueline Claudia Freund Arditti, y a mis dos hermosos hijos, Max David Saban Freund y Lucas Elí Saban Freund, quienes siempre han estado ahí dándome el amor que todo ser humano necesita para sostenerse en esta existencia; espero que cuando crezcan estén orgullosos del esfuerzo de su padre. Max y Lucas representan para mí la continuidad histórica del judaísmo.

A mi querida Nelly Díaz, que hace de abuela de mis dos niños, a quien le agradezco el amor que nos entrega todos los días.

A quien debo dar las gracias, con letras bien grandes, es a mi amigo, a mi tutor de tesis doctoral, a mi querido doctor Francesc Xavier Marín Torné, por las horas que hemos compartido en estos últimos años, por sus consejos intelectuales, por su calidez humana, y por ayudarme con sus permanentes consejos. Siempre recordaré nuestros encuentros debatiendo y analizando el pensamiento judío moderno. Querido Xavier te agradezco muchísimo todo lo que has hecho por mí…

En segundo lugar tengo que recordar al doctor Jordi Segura Bernal, quien fue el hombre que me abrió las puertas dentro del área de la Psicología de la Universitat Ramon Llull (URL). En realidad, esta tesis doctoral fue una buena excusa para vernos y compartir nuestros intereses comunes. Siempre lo recordaré con mucho afecto. Gracias doctor Segura Bernal por su amabilidad, su gentileza y su comprensión.

En tercer lugar, no puedo dejar de nombrar a mi amigo el doctor Josep Gallifa i Roca, porque siempre tendré en mi memoria nuestro primer encuentro donde no podíamos abandonar nuestras conversaciones sobre la herencia mística de Catalunya, personalmente desde la vertiente hebrea, y el doctor Gallifa desde la vertiente cristiana. Cuando finalizamos nuestra primera reunión, que tenía que extenderse a solo una hora, advertimos que habíamos pasado más de dos horas compartiendo un grato y feliz momento. Fue allí donde pensamos la posibilidad de que el doctor Josep Gallifa i Roca pudiera participar en el honorable tribunal de tesis doctoral que ha asumido la evaluación de este trabajo. Gracias querido amigo Josep por las inolvidables citas que hemos tenido, y por la apertura intelectual que siempre me has demostrado. Sin duda, el doctor Josep Gallifa i Roca representa lo mejor de la más antigua tradición cristiana de Catalunya.

No puedo dejar de nombrar a los otros dos miembros titulares del tribunal de tesis, al doctor Manuel Almendro, quien me abrió con la lectura de sus obras el gran campo de la Psicología transpersonal, y quien desde Madrid trabaja de modo incansable en la difusión de estas nuevas perspectivas en el área de la Psicología, y a mi amigo el doctor Joan Prat i Carós, a quien conocí hace muchos años en uno de mis viajes a Israel, y quien a su vez me abrió las puertas para impartir mis seminarios de misticismo judío en la Universitat Rovira i Virgili (URV), y con quien compartí en su momento un largo camino de estudio entre los años 2011 y 2012 para concluir mi segunda tesis doctoral en Antropología. Gracias, querido Joan, por los momentos que hemos compartido juntos debatiendo sobre el sentido de la vida del ser humano.

Quiero nombrar también a mis cuñados, a Daniela Freund y a Jorg Klumbis, quienes me ayudaron a instalarme en el año 2002 en Barcelona, a ellos les debo el comienzo de mi nueva etapa en Catalunya después de abandonar la Argentina. Gracias Daniela, gracias Jorg…

Tengo que recordar a mis dos grandes amigas, a Matilde Rufach y Lina Camí, quienes construyeron desde el año 2006 la organización Tarbut Sefarad, la primera red cultural judía de España; ellas han sido en todos estos años mis dos grandes amigas. La historia del judaísmo en Europa hablará de ellas.

A Lina Camí le debo su ayuda en el formato de la tesis doctoral y una amistad que se ha construido a lo largo de los años. Gracias amiga por estar siempre ahí.

Quiero dar las gracias a mi querida suegra Ester Arditti de Freund, quien dedicando una gran cantidad de horas y un enorme esfuerzo personal me ayudó en la última corrección final de todo el trabajo.

Quiero especialmente destacar también la ayuda que he recibido de mi alumna y amiga Ramona Pous Riu, la creadora de los cuadros simbólicos que he agregado dentro de la tesis doctoral.

Deseo dar las gracias a mis más de trescientos alumnos de mis cursos privados de cábala en Barcelona, a todos los integrantes del grupo de Sod 22/Madrid y del grupo Sod 22/Buenos Aires, porque he aprendido muchísimo con todos ellos durante estos últimos años, y una bendición especial a sus coordinadores, a mi amigo Jorge Barros y a mi amiga Patricia Wanda Frachia Zaidel.

La tesis doctoral que presento representa indudablemente un enorme trabajo de sistematización de gran parte del pensamiento místico del judaísmo aplicado a la Psicología, y entiendo que a partir de esta investigación se abrirán en el futuro muchas líneas de estudio sobre la psique humana.

Quiero dar las gracias especialmente a mi amiga Magda Amorós Perdigó quien me abrió las puertas de su corazón y las puertas de Barcelona, a ella le debo gran parte de la difusión de mis enseñanzas en Catalunya. Gracias Magda, de todo corazón.

MARIO JAVIER SABAN

En Sefarad, año 5775

Barcelona, mayo de 2015

Bibliografía

1. ¿Qué son las Sefirot? (Dimensiones)

«Las Sefirot son los puntos en los que se debe descansar».

ARYEH KAPLAN

En realidad, para comprender el Misterio de la Creación (Maasé Bereshit) desde donde se produjo la manifestación general de las energías del Ein Sof dentro del vacío me remito a mi obra anterior.8 Allí explico detalladamente la secuencia de la Creación hasta llegar a las Sefirot.

En este trabajo que presento intento explicar el orden psicológico de acuerdo con la cartografía del símbolo del Árbol de la Vida y sus dimensiones.9

Vamos a reproducir una de las mejores definiciones del concepto de Sefirá según el sabio cabalista judío Aryeh Kaplan:

«El texto (Sefer), la forma física de la letra, pertenece al continuo del espacio, puesto que la forma sólo se puede definir en el espacio. Esto es el Universo. El número (Sefar) implica secuencia, y tal es la secuencia del tiempo, que es el continuo del “Año”. Finalmente, comunicación (Sippur) se aplica a la mente, y ésta se halla en el continuo espiritual que es el Alma.

»Estas tres palabras definen el término Sefirá. En primer lugar, la palabra Sefirá comparte la raíz con Sefer, que significa libro. Como un libro, cada Sefirá puede registrar información. Las Sefirot sirven entonces como un banco de memoria en el dominio de lo Divino. En las Sefirot queda así construido un registro permanente de todo lo que alguna vez ha tenido lugar en toda la creación.

»En segundo lugar, la palabra Sefirá comparte la raíz con Sefar, que significa número. Son las Sefirot las que introducen un elemento de número y pluralidad en la existencia. El Creador, el Ser Infinito, constituye la más absoluta unidad y el concepto de número no se le aplica en modo alguno. Por eso, hablando del Ser Infinito, el Sefer Yetzirá se pregunta: “Antes del uno ¿Qué has de contar? (1:7). El concepto de número sólo viene al ser con la creación de las Sefirot.

»De este modo, todo suceso y acción es medido y sopesado con las Sefirot y con ellas se concibe y calcula la respuesta apropiada. Así, usando la analogía de un computador, las Sefirot funcionarían como la unidad procesadora en el Dominio Divino.

»Por última, la palabra Sefirá comparte raíz con Sippur, que significa “comunicación” y “narrativa”. Las Sefirot son los medios con los que Dios se comunica con su creación. Son también los medios a través de los que el hombre se comunica con Dios. Si no fuera por las Sefirot, Dios, el Ser Infinito, sería absolutamente incognoscible e inalcanzable. Sólo a través de las Sefirot puede Él ser aproximado.

»Por supuesto, y tal como todos los cabalistas advierten, no se debe en modo alguno adorar u orar a las Sefirot. Se puede, sin embargo, usarlas como un canal. Nadie pensaría en dirigir una petición al cartero, por ejemplo. Pero sí se le puede usar para que lleve un mensaje al rey. En sentido místico, las Sefirot constituyen una escalera o árbol que se puede “subir” y aproximarse así al Infinito».10

Luego agrega Aryeh Kaplan:11

«La palabra Sefirá significa literalmente “cuenta”. Se distingue así de Mispar, que significa número. Aunque se dice que las Sefirot representan los diez dígitos básicos, de hecho no son números. Más bien, son las fuentes en las que los números se originan. El Sefer Yetzirá no da sus nombres, pero estos son bien conocidos en la Cábala clásica.

»Los nombres de las diez Sefirot derivan todos de la Escritura. Al enumerar las capacidades de Betzalel, Dios dice: “Le he llenado con el espíritu de Dios, con Sabiduría,12 con Entendimiento13 y con Conocimiento14” (Éxodo 31:3). Como el Sefer Yetzirá establece posteriormente (1:9), “el espíritu de Dios” se refiere a Keter (la Corona), la primera de las Sefirot. Sabiduría y Entendimiento se refieren entonces a las dos Sefirot siguientes.

»También se alude a estas Sefirot en el versículo “Con Sabiduría Dios estableció la tierra, con Entendimiento afirmó los cielos y con su Conocimiento las profundidades fueron hendidas” (Proverbios 3:19-20). Igualmente está escrito: “Con Sabiduría se construye una casa, con Entendimiento se afirma y con Conocimiento sus cámaras se llenan” (Proverbios 24:3-4)

»Todas estas fuentes enumeran tres cualidades: Sabiduría, Entendimiento y Conocimiento. Sin embargo, el Conocimiento no es una Sefirá sino meramente el punto de confluencia entre la Sabiduría y el Entendimiento. No obstante, de muchos modos se comporta como una Sefirá y así a menudo aparece incluido entre ellas”

»Las siguientes siete Sefirot se nombran en el versículo. “Tuyos, ¡Oh Dios!, son la Grandeza,15 la Fuerza,16 la Belleza,17 la Victoria,18 y el Esplendor,19 por Todo20 en el cielo y en la tierra; tuyo ¡Oh Dios! Es el Reino…21 (1 Crónicas 29:11). Es aquí donde son definidos los nombres de todas las Sefirot inferiores”

Ahora bien, como el Árbol de la Vida se compone de diez dimensiones cuyas energías son válidas en dicho nivel de acuerdo con el tipo de energía que se desarrolla en su interioridad, podemos decir que cada dimensión constituye un «dominio de la realidad diferente», y por ese motivo quiero citar al doctor Humberto Maturana en su trabajo:22

«… En consecuencia, en este camino explicativo, las explicaciones son constitutivamente no reduccionistas y no trascendentales, ya que en este camino no hay una búsqueda de una única explicación fundamental para todo. Del mismo modo, cuando un observador acepta este camino explicativo, se da cuenta de que dos observadores que traen a la mano dos explicaciones mutuamente excluyentes, frente a lo que para un tercer observador parece ser la misma situación, no están dando diferentes explicaciones de una misma situación, sino que los tres observadores están operando en diferentes, aunque igualmente legítimos, dominios de la realidad y están explicando diferentes aspectos de sus respectivas praxis del vivir. El observador que sigue este camino explicativo se da cuenta de que él vive en un multiverso, es decir, en muchas realidades explicativas diferentes, igualmente legítimas, pero no igualmente deseables, y que en el multiverso un desacuerdo explicativo constituye una invitación a una reflexión responsable acerca de la coexistencia y no a una negación irresponsable del otro. Como resultado, en este camino explicativo una ilusión es el enunciado de una distinción escuchada desde un dominio de realidad diferente de aquel en el que tiene lugar y donde es válida, y la experiencia de una ilusión es una expresión en el observador de su confusión de dominios explicativos».

Podemos decir que cada Sefirá es un «dominio explicativo diferente»; sin embargo, a pesar de que dichos dominios explicativos sean diferentes, son objetivos en sí mismos, es decir, intrínsecamente constitutivos del universo y de la psique. Por lo tanto, siendo la realidad existente un «multiverso», es decir, una realidad multidimensional donde cada dimensión es válida en su propio nivel, existen verdades en cada realidad dimensional, pero cuando obligamos a una verdad válida de una dimensión en particular a trabajar fuera de su marco constitutivo, entonces estamos operando de modo negativo, ya que intentamos aplicar a un sistema objetivo una energía diferente, porque dicha energía es válida únicamente en la dimensión de la cual es sustancialmente compatible. Si bien existen interconexiones dimensionales a través del sistema de los 22 senderos de las letras hebreas, estas conexiones no implican la mezcla de las energías válidas en cada nivel dimensional, sino las influencias que se generan de una dimensión sobre otra.

De este modo, podemos decir que las Sefirot (dimensiones energéticas específicas) poseen energías válidas dentro de dicho universo, y energías que influencian sobre las otras dimensiones. Estas influencias dimensionales simbólicamente están representadas en los 22 canales. Cada energía (de cada letra hebrea) simboliza en realidad no simplemente un tipo de energía de conexión, sino una energía específica en sí misma. Por este motivo, en el misticismo judío decimos que existen 32 caminos de la Sabiduría, ya que englobamos, en esos 32 caminos, las 10 dimensiones y las energías de los 22 canales del Árbol de la Vida. Por eso los canales son considerados como energías en sí mismos.

2. Las verdades y su relación con cada dimensión

«El alma divina de la persona tiene acceso a cierta información, que no le es transmitida por el pensamiento».

MOSHE JAIM LUZZATTO

En un debate debemos ser conscientes en qué dimensión están operando las explicaciones que se argumentan, de lo contrario, si nuestra posición dimensional es otra, entonces todo el sistema argumental no es correctamente interpretado. Para poder comprender un sistema de interpretación debemos buscar su correspondencia dimensional específica, para encontrar, de ese modo, cómo se autojustifican los argumentos esgrimidos. Aunque cada dimensión tenga sus propios axiomas, lo que entendemos como altamente positivo de la cábala hebrea aplicada a la Psicología es la toma de consciencia del nivel dimensional en que estamos operativos para comprender la realidad dimensional específica y sus argumentaciones en dicho nivel. A esta característica le podemos agregar la simultaneidad de verdades válidas en cada nivel dimensional, ya que esta coexistencia de dominios explicativos diferentes (según Maturana) provoca una comprensión mayor de la realidad y no una reducción de la realidad de acuerdo con el dominio explicativo de mi subjetividad. Ser conscientes de esta flexibilidad de la psicología del misticismo judío es fundamental a la hora de comprender de manera integral el sostén de las aparentes paradojas que propone el campo del misticismo judío. La paradoja surge entonces cuando lo que es una verdad válida en una dimensión carece de validez en otra, y cuando somos conscientes de que la psique debe trabajar en las diez dimensiones diferentes otorgando validez e invalidez simultáneamente a diferentes marcos argumentales. Por este motivo, la comprensión del Daat (el Conocimiento) como la energía sustancial de los 22 canales y como la energía que alimenta toda la estructura del Árbol de la Vida es fundamental porque permite una flexibilidad mental para subir o bajar de cada universo dimensional. Un dominio explicativo (Sefirá) no puede ser dogmatizado porque provocamos la consiguiente invalidez del resto de las dimensiones. Todo dominio explicativo es válido en su nivel dimensional específico, y esa validez es objetiva. Por lo tanto, tenemos dos estructuras de objetivación de la realidad anteriores a nuestra perspectiva subjetiva. La realidad eterna del Ein Sof es la primera realidad objetiva, y la clasificación de las Sefirot representa un segundo estadio de realidad objetiva.

Así que podemos comprender cada Sefirá y la relación de cada acto subjetivo de la realidad dentro de dicha dimensión, y podemos integrar dentro del Árbol de la Vida todas las teorías explicativas del ser humano porque cada Sefirá representa un símbolo arquetípico de cada energía dentro de la realidad general. Las diez dimensiones representan diez realidades objetivas diferentes, y la diferencia de la magnitud energética que opera dentro de cada dimensión se fundamenta sobre la diversa correlación de las dos variables fundamentales del Universo contraído de la Briá (el tiempo y el espacio). En cada dimensión en particular, al modificarse la correlación entre tiempo y espacio, se produce una magnitud energética diferencial, y esta diferencia no pertenece al grado de subjetividad de la psique, sino que son diferencias objetivas. Por lo tanto, si pudiéramos modificar las variables de tiempo y de espacio, entonces podríamos físicamente operar en cualquiera de las realidades objetivas al cambiar la magnitud de las energías en cada nivel dimensional.

Así pues, aunque existe la «objetividad» dentro de la Eternidad, desde nuestra perspectiva operamos sobre diez diferentes grados de objetividad diferencial, por lo que no es simplemente la subjetividad del sujeto la que altera el grado de percepción de la realidad, sino la posición objetiva dentro de un marco conceptual específico (Sefirá). Aunque hipotéticamente dos personas piensen exactamente igual, si se encuentran posicionadas en marcos objetivos diferentes, por el grado de magnitud energética los argumentos serán diferentes. Si traducimos lo que estamos explicando dentro del misticismo judío en términos de la psicología junguiana podemos decir que la realidad eterna del Ein Sof, es decir, el grado de máxima realidad objetiva, se denominaría con el nombre del «Self», que representa el arquetipo de la «Totalidad» y la trascendencia, y aunque Jung declaró la existencia de un «arquetipo», para la mística judía aplicada a la psicología, en realidad el Self no es «arquetipable». Si el Self es arquetipable, entonces no hace referencia a la realidad objetiva del Ein Sof, sino a una dimensión en particular. Como para Jung el Self es arquetipable, entonces no estamos trabajando dentro del marco de la realidad objetiva fundamental del Ein Sof, sino dentro de la dimensión de Keter (la más alta de las dimensiones del Árbol de la Vida).

Cuando hacemos referencia entonces a la realidad objetiva y eterna del Ein Sof, no podemos pensar en ningún grado de simbolización arquetípica posible. El Ein Sof es, en realidad, la raíz única no-simbolizable de todas las realidades simbolizables.

3. Lo junguiano y su relación con el misticismo judío

«Habría que hacer una zambullida profunda en la historia de la mente judía, esto nos llevaría más allá de la ortodoxia judía en los funcionamientos subterráneos del Jasidismo, y luego en las complejidades de la cábala que aún permanece sin explorar psicológicamente».

JUNG

¿Por qué motivo lo junguiano se aproxima tanto al estilo de la aplicación del misticismo judío a la Psicología? Porque Jung ha reconocido (a diferencia de otras escuelas) la pluralidad de dimensiones del ser humano. Y mientras no aceptemos esta pluralidad, todo análisis será válido exclusivamente en un marco conceptual cerrado dentro de una dimensión. Ahora bien, la tendencia a validar dentro de un sistema cerrado hace que se creen inevitablemente dogmatismos antagónicos. Como dice Robin Robertson en su obra:23

«Después de ser excomulgado de la pequeña comunidad psicoanalítica, Jung intentó comprender por qué él y Freud habían discrepado tanto. ¿Cómo podía ser que tanto Freud como Adler insistieran sobre una única fuerza motivadora? Jung, al contrario, creía que tenemos múltiples instintos que nos van impulsando por la vida. La sexualidad y el deseo de poder son impulsos innatos, pero ninguno de ellos necesariamente excluye a los otros. Ni tampoco se trataba únicamente de impulsos. Siempre creyó que existía una llamada del espíritu que determinaba el curso de nuestra vida, y no pensaba que el espíritu fuera necesariamente más débil que los impulsos instintivos. Si lo fuera, nunca hubiéramos construido ninguna catedral».

La mística judía aplicada a la Psicología entiende, siguiendo la posición junguiana, que existen muchas dimensiones en el ser humano, porque en realidad dentro del Cosmos participan diversas fuerzas objetivas que se interrelacionan y nuestro ser subjetivo y finito es un pequeño Cosmos. Posicionarse exclusivamente desde una idea/dogma es validar una serie de verdades dentro de un sistema específico. Por lo tanto, si la mente del sujeto adquiere mayor flexibilidad, no puede situar en un punto único (dogma) el fundamento de toda la realidad. Y no podemos decir que el Ein Sof es un dogma, porque el Ein Sof es la raíz de todas las diferentes energías que operan dentro de la realidad, y todas se encuentran en potencia dentro de Él.

Cuando cualquier posición subjetiva finita quiere reducir la realidad manifestada de acuerdo a un impulso único, entonces otorga validez a sus verdades dentro de su sistema cerrado; lo que lamentablemente sucede entonces es que, cuando se quiere percibir la totalidad de las manifestaciones en un solo nivel superior, todo se vuelve incomprensible. Además, debemos agregar el gran problema del lenguaje, que en cierto modo complica la situación, ya que operamos dentro de las fuertes restricciones de cada concepto; y como todos operamos con sentidos subjetivos diferentes, dentro de cada concepto pueden surgir contradicciones que no se corresponden necesariamente con los diferentes niveles operativos, sino con los diversos grados interpretativos que el sujeto introduce en cada concepto.

4. La tendencia al dogmatismo

«Las respuestas ocultan la esencia de las cosas».

NAJMÁN DE BRATSLAV

Es preferible declarar nuestra ignorancia de las interconexiones reales de las diferentes energías, que explicar la totalidad a través de una variable exclusiva, como si dicha variable fuera el fundamento total y único de todo el sistema. El problema es que todo sujeto empatiza automáticamente con su situación espacio-temporal; y esto provoca que sin una intención deliberada toda situación fija subjetiva se convierte en un dogma.

Hemos pasado del dogmatismo pagano al dogmatismo monoteísta, y del dogmatismo medieval al dogmatismo ilustrado, y del dogmatismo teológico al dogmatismo psicológico. En realidad, vamos cambiando los nombres, pero en el fondo se mantiene la misma actitud dogmática, porque toda concepción dogmática aparece cuando la psique del sujeto se sitúa fijamente en un punto determinado de la realidad espacio-temporal.

¿En qué cambia un psicólogo encerrado en su escuela de pensamiento de un religioso ortodoxo encerrado dentro de su sistema? Los dos parecen que piensan (y en verdad piensan, y mucho), pero el problema es que otorgan validez a sus ideas dentro de un sistema cerrado autorreferencial. El misticismo judío aplicado a la Psicología debe destruir todo dogmatismo,24 porque el dogmatismo es la visión cerrada, consecuencia inevitable de posicionarse de modo estático desde algunas de las dimensiones como si fuera la dimensión elegida el único fundamento de toda la realidad.25

La diferencia objetiva de estos diez dominios explicativos diferentes (Sefirot) es la que produjo la primera fragmentación dentro de la realidad antes de la aparición de las fragmentaciones subjetivas de la psique.

Esta fragmentación se produjo según los grandes cabalistas dentro del propio Ein Sof, creando el Universo de Atzilut (la Emanación). En la información interior del Ein Sof existía en potencia la posterior realización material de las diez manifestaciones. En realidad, las diez dimensiones no se manifiestan en Atzilut, sino en el Universo de Briá porque, para que puedan ser manifestadas, se necesita de las variables del tiempo y el espacio, es decir, se necesita de la aparición del vacío. El vacío es la causa de la aparición del tiempo y el espacio; o dicho de modo inverso, al reducir de modo finito los niveles de energía aparecen el tiempo y el espacio. En realidad, para crear el vacío, el espacio aparece primero, ya que el vacío es «espacio vacío»; y de acuerdo con la velocidad del movimiento dentro de dicho vacío se crea la variable del tiempo. Por ese motivo, la relación primigenia es Keter-Maljut, porque es la relación que causa la aparición del espacio, y tras la tensión entre Jojmá-Biná, se produce el nacimiento del factor tiempo. Y como las velocidades dentro del espacio vacío son diferentes, entonces se crean las diferentes realidades objetivas dimensionales que denominamos como Sefirot. En realidad, existen millones de grados dentro de estas realidades objetivas de acuerdo con las diferentes relaciones existentes dentro del vacío del espacio-tiempo.

Si el Daat (el Conocimiento) es la interconexión de las dimensiones, debemos entonces percibir la realidad tomando en consideración tres puntos fundamentales:

  1. Existen diez realidades objetivas diferentes producto de la primera gran fragmentación de la manifestación del Ein Sof dentro del vacío. Esto produjo la aparición de verdades válidas en cada nivel e inválidas si son aplicadas en niveles diferentes.
  2. Existe una psique subjetiva, que siempre opera (por su propia tendencia de acuerdo con la raíz de su alma) desde una Sefirá en particular, lo que hace que tengamos dos variables que distorsionan la comprensión de la realidad en el campo de la fragmentación: por una parte, la división objetiva del primer punto y, por la otra, la fragmentación subjetiva del fragmento finito de nuestra posición.
  3. Y existe un estado objetivo real de unidad detrás de toda la realidad fragmentaria (Alef) que es lo que realmente se oculta, y que puede ser extraído a pesar del problema que provocan las dos fragmentaciones anteriores.

Si toda fragmentación subjetiva eleva exponencialmente el estado paradojal de nuestra existencia, entonces la coordinación de los argumentos en el marco de una dimensión en particular puede lograr como resultado conclusiones válidas en dicho nivel. Y si somos conscientes de estas «vestimentas» que ocultan la verdadera realidad del Ein Sof, entonces podemos comprender mejor nuestra situación. Nuestra situación subjetiva finita provoca una aguda distorsión de la realidad objetiva.

Si en una segunda etapa conciliamos la fragmentación objetiva de las Sefirot comprendiendo el estado de simultaneidad dimensional, donde operan todas las dimensiones y donde cada una de las Sefirot requiere un tipo de energía en particular, entonces logramos la armonía interior necesaria para alcanzar el tercer estadio al que debemos intentar acceder, que es el de la paz interior al adquirir la consciencia de nuestra sustancia divina eterna. En este último nivel (que no es un nivel estático) es donde logramos la experiencia de la trascendencia.

5. Las Sefirot cosmogónicas y las Sefirot psicológicas

«Existían secretos de tan alto nivel en la cábala medieval que es posible que solo conozcamos la punta del iceberg; los cabalistas controlaban un material de un nivel de Sod muy elevado, más alto del que podemos imaginar».

MOSHE IDEL

Antes de comenzar a definir la energía que se encuentra dentro de cada dimensión o Sefirá debemos dividir el asunto en dos partes:

  1. Las Sefirot que se corresponden al sistema cosmogónico
  2. Las Sefirot que se corresponden al sistema psicológico
  1. El sistema cosmogónico. Cuando hacemos referencia al plan general de la creación (Adam Kadmón), decimos que el Ein Sof (el Infinito) estructuró esta realidad en un orden de cinco universos. Cada uno de estos universos tiene características propias. Aunque todos los universos derivan su sustancia energética del Ein Sof, son diferentes de acuerdo con la magnitud energética que cada uno de ellos posee producto de las autocontracciones del infinito. De los dos primeros universos (Adam Kadmón y Atzilut) decimos que son universos «de información» dentro del Ein Sof (Infinito); a estos dos universos muchos cabalistas los designan como el pensamiento divino.26 Los tres últimos universos (Briá, Yetzirá y Asiá) pertenecen al orden espacio-temporal, mientras que los dos primeros universos se encuentran dentro de la Eternidad del Ein Sof. El sistema cosmogónico de la cábala explica la concatenación de estos cinco universos. Existe un salto cualitativo fundamental entre los dos universos interiores del Ein Sof y los tres universos que se desarrollan dentro del vacío. De las diez dimensiones cosmogónicas del Árbol de la Vida general, las tres superiores pertenecen a tres universos diferentes: la dimensión del Keter cosmogónico pertenece al universo del Adam Kadmón, la dimensión de la Jojmá cosmogónica al Universo de Atzilut (la Emanación), y la dimensión de la Biná cosmogónica al Universo de Briá (la Creación). Los otros dos universos: el de Yetzirá (la Formación) engloba dentro de sí mismo las seis dimensiones cosmogónicas inferiores del Árbol de la Vida general, y el Universo de Asiá (Acción) se corresponde con la dimensión de Maljut en el orden cosmogónico. El primer Árbol de la Vida es indudablemente el mapa cosmogónico, y, por lo tanto, cada dimensión debe ser estudiada en el orden de los universos.
  2. El sistema psicológico. Cuando hacemos referencia al orden psicológico, que es lo que vamos a tratar en este estudio, nos situamos en el universo de la Formación (Yetzirá) que se corresponde con las seis dimensiones inferiores cosmogónicas del Árbol de la Vida general (Tiferet, Jesed, Guevurá, Netzaj, Hod y Yesod). Sin embargo, como dentro de cada universo existen a su vez diez dimensiones que reflejan las diez dimensiones cosmogónicas, cuando hacemos referencia a las energías psicológicas de nuestra interioridad decimos que operamos dentro del Árbol de la Vida subjetivo, es decir, dentro del universo cosmogónico de Yetzirá. Nuestras almas (como energías con consciencia subjetiva) nacen dentro del Universo de la Briá27 porque ya pertenecen al orden espacio-temporal.

Como se puede percibir es importante la división que hemos realizado entre las Sefirot cuando actúan como energías universales en el orden cosmogónico, y cuando actúan como energías subjetivas en el orden psicológico, debido a que no es lo mismo cuando hacemos referencia a la Biná cosmogónica (que se corresponde con el Universo de Briá o la Creación) que cuando hablamos de la Biná psicológica (que se corresponde con el Universo de Yetzirá o de la Formación). Si el estudioso de la psicología del misticismo judío no comprende este punto, todo el análisis posterior será realmente muy dificultoso.

Aunque las energías psíquicas del sujeto actúan dentro del Universo de Yetzirá, debemos dejar claro que cuando tenemos el conocimiento de los tres universos superiores, sobre todo cuando podemos percibir el Universo de Briá, entonces aparece el sentido de trascendencia dentro de la psique que se deriva automáticamente de comprender la correspondencia de la psique subjetiva que se encuentra operativa en el Universo de Yetzirá y el conocimiento cosmogónico que nos eleva más allá de nuestra realidad psicológica.

6. El Inconsciente/La Conciencia

«Si usted está buscando un camino, usted ya está en el camino».

SHALOM SHARABI (1720-1777)

No existe psique desvinculada del Cosmos, por el contrario, la psique es el resultado de la evolución de la consciencia dentro del orden cosmogónico. El Ein Sof pretende que podamos acceder a niveles de consciencia superiores, hasta alcanzar la mayor cercanía al Ein Sof posible. Y al alcanzar tal nivel de consciencia comprenderemos (por el efecto de la empatía entre nuestros niveles inferiores de consciencia dentro del vacío) el más alto grado de consciencia del Ein Sof. Este nivel de cercanía nos llevará a tal vinculación esencial con el Ein Sof, que podremos percibir los niveles de la Jaiá y la Iejidá que actualmente son muy difíciles de percibir.28 Y si el Ein Sof se oculta detrás del vacío, nuestras existencias extraen la información del infinito y las revelan dentro de esta manifestación finita. Somos nosotros, como consciencias fragmentarias existentes y reveladas, las pruebas de la realidad de información oculta dentro del Ein Sof. La propia revelación de nuestra consciencia es la que provoca el reconocimiento de todo el nivel de consciencia oculta (Ein Sof), que se va revelando a través del sistema finito y fragmentario dentro del cual nos revelamos. Existimos para revelar la consciencia oculta del Ein Sof, y mientras mayores niveles de consciencia alcancemos (provocando mayores grados de revelación), accederemos a una mayor cantidad sustancial de información consciente del Ein Sof.

Jung29 escribió:

«Freud deriva el inconsciente del consciente… Yo lo pondría al revés: yo diría que lo que viene primero es obviamente el inconsciente… En la temprana infancia somos inconscientes; las funciones más importantes de naturaleza instintiva son inconscientes, y la consciencia es más bien el producto del inconsciente».

Esta descripción junguiana se puede verificar desde una perspectiva antropocéntrica. La conciencia humana deriva de un Inconsciente divino.

Ahora bien, si decimos que la conciencia se escinde de la existencia, estamos diciendo que entonces se revela; así el Inconsciente divino puede ser estudiado como la conciencia general oculta dentro de la misma existencia. Pero para que la Conciencia fragmentaria humana se pueda revelar, necesariamente tiene que continuar de forma oculta la Conciencia general divina; por ese motivo, Jung la denomina como «Inconsciente». Sin embargo, la denominación como «Inconsciente» está fundamentada desde la perspectiva de la revelación de nuestra conciencia.