TÍTULOS DE LA COLECCIÓN PENSAMIENTO HERDER

 

 

Fina Birulés Una herencia sin testamento: Hannah Arendt

Claude Lefort El arte de escribir y lo político

Helena Béjar Identidades inciertas: Zygmunt Bauman

Javier Echeverría Ciencia del bien y el mal

Antonio Valdecantos La moral como anomalía

Antonio Campillo El concepto de lo político en la sociedad global

Simona Forti El totalitarismo: trayectoria de una idea límite

Nancy Fraser Escalas de justicia

Roberto Esposito Comunidad, inmunidad y biopolítica

Fernando Broncano La melancolía del ciborg

Carlos Pereda Sobre la confianza

Richard Bernstein Filosofía y democracia: John Dewey

Amelia Valcárcel La memoria y el perdón

Judith Shklar Los rostros de la injusticia

Victoria Camps El gobierno de las emociones

Manuel Cruz (ed.) Las personas del verbo (filosófico)

Jacques Rancière El tiempo de la igualdad

Gianni Vattimo Vocación y responsabilidad del filósofo

Martha C. Nussbaum Las mujeres y el desarrollo humano

Byung-Chul Han La sociedad del cansancio

F. Birulés, A. Gómez Ramos, C. Roldán (eds.) Vivir para pensar

Gianni Vattimo y Santiago Zabala Comunismo hermenéutico

Fernando Broncano Sujetos en la niebla

Gianni Vattimo De la realidad

Byung-Chul Han La sociedad de la transparencia

Alessandro Ferrara El horizonte democrático

Byung-Chul Han La agonía del Eros

Antonio Valdecantos El saldo del espíritu

Byung-Chul Han En el enjambre

Byung-Chul Han Psicopolítica

Remo Bodei Imaginar otras vidas

Wendy Brown Estados amurallados, soberanía en declive

Slavoj Žižek Islam y modernidad

Luis Sáez Rueda El ocaso de occidente

Byung-Chul Han

 

El aroma del tiempo

Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse

Traducción de
 
Paula Kuffer

Herder

Título original: Duft der Zeit. Ein philosophischer Essay zur Kunst des Verwailens

Traducción: Paula Kuffer

Diseño de la cubierta: Ana Yael Zareceansky

 

© 2009, transcript Verlag, Bielefeld

© 2015, Herder Editorial, S.L., Barcelona

1ª edición digital, 2015

Depósito Legal:  B-13023-2015

ISBN:  978-84-254-3393-1

 

Producción digital: DigitalBooks

 

Herder

www.herdereditorial.com

Índice

Cubierta

Títulos de la colección Pensamiento Herder

Portada

Créditos

Introducción

Des-tiempo

Tiempo sin aroma

La velocidad de la historia

De la época del marchar a la época del zumbido

La paradoja del presente

Cristal de tiempo aromático

El tiempo de los ángeles

Reloj aromático: un breve excurso en la China antigua

La danza del mundo

El olor a madera de roble

El aburrimiento profundo

Vita contemplativa

Más información

INTRODUCCIÓN

 

La crisis temporal de hoy no pasa por la aceleración. La época de la aceleración ya ha quedado atrás. Aquello que en la actualidad experimentamos como aceleración es solo uno de los síntomas de la dispersión temporal. La crisis de hoy remite a la disincronía, que conduce a diversas alteraciones temporales y a la parestesia. El tiempo carece de un ritmo ordenador. De ahí que pierda el compás. La disincronía hace que el tiempo, por así decirlo, dé tumbos. El sentimiento de que la vida se acelera, en realidad, viene de la percepción de que el tiempo da tumbos sin rumbo alguno.

La disincronía no es el resultado de una aceleración forzada. La responsable principal de la disincronía es la atomización del tiempo. Y también a esta se debe la sensación de que el tiempo pasa mucho más rápido que antes. La dispersión temporal no permite experimentar ningún tipo de duración. No hay nada que rija el tiempo. La vida ya no se enmarca en una estructura ordenada ni se guía por unas coordenadas que generen una duración. Uno también se identifica con la fugacidad y lo efímero. De este modo, uno mismo se convierte en algo radicalmente pasajero. La atomización de la vida supone una atomización de la identidad. Uno solo se tiene a sí mismo, al pequeño yo. En cierto sentido, se sufre una pérdida radical de espacio, de tiempo, del ser-con (Mitsein). La pobreza del mundo es una aparición discrónica. Hace que la gente se encierre en su pequeño cuerpo, que intenta mantener sano por todos los medios, porque, de lo contrario, uno se queda sin nada. La salud de su frágil cuerpo sustituye al mundo y a Dios. Nada perdura más allá de la muerte. Hoy en día, morir resulta especialmente difícil. La gente envejece sin hacerse mayor.

El presente libro sigue el rastro, histórica y sistemáticamente, de las causas y síntomas de la disincronía. Pero también reflexiona sobre la posibilidad de una recuperación. Si bien se considerarán las heterocronías o las ucronías, el presente estudio no se limita al descubrimiento y la restitución de estos lugares, excepcionales e insólitos, de la duración. Más bien, de un modo prospectivo, se prestará atención mediante una mirada histórica a la necesidad de que la vida, incluso en su expresión más cotidiana, debe adoptar otra forma, a fin de evitar cualquier época de crisis. No se trata de lamentar la pérdida de la época de la narración. El final de la narración, el final de la historia, no tiene por qué traer consigo un vacío temporal. Al contrario, da lugar a la posibilidad de una vida que no necesita la teología ni la teleología, y que, a pesar de ello, tiene su propio aroma. Pero requiere una revitalización de la vita contemplativa.

La crisis actual no está menos vinculada a la absolutización de la vita activa. Esta conduce a un imperativo del trabajo, que degrada a la persona a animal laborans. La hiperkinesia cotidiana arrebata a la vida humana cualquier elemento contemplativo, cualquier capacidad para demorarse. Supone la pérdida del mundo y del tiempo. Las llamadas estrategias de desaceleración no son capaces de acabar con la crisis temporal contemporánea. En realidad, no hacen más que esconder el verdadero problema. Es necesaria una revitalización de la vita contemplativa. La crisis temporal solo se superará en el momento en que la vita activa, en plena crisis, acoja de nuevo la vita contemplativa en su seno.